28/3/14

Santa Fe: ¿narcocomplicidad?

Cuando durante los primeros años del gobierno del socialista Binner se evidenció un crecimiento de la violencia, la inseguridad, la impunidad y el narcotráfico, la primera conclusión que uno sacaba era que la política de este frente socialista-panradical no sabía cómo enfrentar esos problemas y que era impotente para manejar a toda la policía que tenía a sus órdenes. 
 
Así como se notaba su negligencia e indiferencia con temas como el educativo, donde seguía imponiendo a las escuelas la política neoliberal de los noventa, o su negligencia e indiferencia sobre enfrentar los problemas sociales-económicos estructurales de la provincia, era evidente su simpatía y sumisión con  los grandes grupos económicos y los grandes poseedores de tierras, y su gran servilismo al pool sojero y agroexportador. Entonces, muchos pensamos de buena fe que su conducta para con el delito organizado y las redes de contención y apañamiento a los sectores corruptos policiales y judiciales, se debía a que su soberbia y autismo era tan grande como su incapacidad y negligencia. Y que la provincia le quedaba grande. Se sabe que no hay peor cosa que un mono con una navaja. 
 
Pero luego aquel proceso se fue profundizando y agravando. Frente a las denuncias que les hacían respecto a la corrupción y complicidad de la policía de “Drogas Peligrosas” (incluso reafirmadas por las declaraciones de la que era fiscal federal de Santa Fe y que luego fue elegida como Vicegobernadora acompañando a Binner (ver “Violencia y narcotráfico en Santa Fe: los cambios necesarios”) ¿que hicieron?: premiaron al jefe cuestionado nombrándolo Jefe de la Policía de Santa Fe. 
 
Haya sido cierta la acusación o no, el abc de un gobernante sensato y honesto señala la necesidad de andar con pies de plomo antes de tomar una decisión de tal envergadura. Y también un mínimo conocimiento de cómo son las cosas, para cualquier policía del país y del mundo, indica que no resulta conveniente poner de jefe de policía a alguien que fue jefe de la policía antinarcóticos, salvo, claro está, que su gestión hubiera sido increíblemente exitosa y hubiera producido una limpieza de todo lo corrupto y disminuido significativamente el delito organizado y la violencia relacionada con él.- Pero nada de eso ocurrió. Por el contrario, el delito, la violencia y el narcotráfico siempre fueron creciendo en Santa Fe. 

Hoy, el panorama es peor y mucho más grave. 
 
Rosario -seguida de Santa Fe- se ha transformado en la ciudad más violenta de Argentina. Ya en España la tildan de “Capital del Narcotráfico”, lo que nos retrotae a aquel título que ostentaba Rosario a principios del siglo pasado como “La Chicago Argentina”, pero que supo dejar atrás desde los cincuenta a esta parte, reconociéndose por otras cuestiones positivas y reinvidicables. 
 
Pero gracias al lavarse las manos provincial sobre el crecimiento de la violencia y del narcotráfico, siempre acusando al gobierno nacional o subestimando el problema, más una ineptitud total para conducir a las fuerzas policiales, suponiendo que sólo sea ineptitud, está llevando a Rosario y a la provincia hacia una situación de la cual cada vez será más difícil salir. 
 
Claro que más tarde o más temprano iba a quedar en evidencia que la responsabilidad por conducir a la propia policía es del gobierno provincial, no de la Nación. Y que la responsabilidad por lo que ocurre en el territorio respecto a la violencia es también en primer lugar del gobierno provincial. COMPLETO

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