5/10/13

Una mirada independiente de la racionalidad

El trabajador de prensa santafesino José Curiotto es una mezcla de Argentino Luna y Roberto Rimoldi Fraga a la hora de defender las políticas se su amado y admirado país, es decir EEUU. Muchas veces hasta lo hace cuando está de visita en el nuestro.

Ahora que anda por su patria nos regala un bello análisis del SHUTDOWN, que compartimos:
El Shutdown, el federalismo y la división de poderes
Lo que para el resto del mundo fue quizá una noticia sorprendente y hasta difícil de comprender, dentro de los Estados Unidos se trató de una especie de historia con final cantado. Eso es lo feo de estar en el 3º mundo todo el día: Nos enteramos tarde de todo.

Desde el día de mi llegada a Washington DC, el 21 de setiembre, el término “Shutdown” se viene replicando en cada conversación. Sólo era cuestión de que la cuenta regresiva llegara a cero, para que el presidente Barack Obama se quedara sin Presupuesto y dispusiera el cierre de todas las dependencias del gobierno federal. Mirá lo que son las cosas. Acá para escribirlo bien hay que guglearlo y para pronunciarlo ni sé que hay que hacer.

Durante el fin de semana, los canales de noticias transmitieron los debates en el Congreso. Algunos de ellos, protagonizados por apenas un puñado de representantes republicanos que ni siquiera lograron ponerse de acuerdo entre sí. ¿La oposición es igual allá que acá? ¡Mirá qué loco!


¿Por qué se ha llegado a esta instancia verdaderamente impensable en países como el nuestro? ¿Ven lo que les digo? "En países como el nuestro", nos dice José.

En realidad, hace tiempo que esta historia comenzó a escribirse. El proyecto de reforma de salud impulsado por el presidente y conocido en estas tierras como el Obamacare, se convirtió en su momento en “la madre de todas las batallas” para el primer mandatario. Casi como la ley de medios acá.

Básicamente establece la obligatoriedad para todos los ciudadanos norteamericanos de contratar un seguro médico. Ni más, ni menos. Sólo en la Florida, existen 3,8 millones de personas sin cobertura alguna. Ah, ¿no todos tienen cobertura médica allá?

El proyecto fue aprobado hace exactamente un año y ordenaba que desde el 1 de octubre de 2013, los estadounidenses tuvieran en sus manos la posibilidad de ingresar a Internet y elegir un plan de salud entre decenas de posibilidades. Los hay “de platino”, “de oro”, “de bronce” y otros de menor costo y alcance. Las alternativas varían de un estado a otro y existen multas previstas para quienes no cumplan con este paso. En realidad el tema se viene hablando desde el 2008 cuando fueron las internas del partido Demócrata. Obama lo promulgó en 2.010 -lo que nos lleva a que antes de eso fue tratado por el Congreso- y no se pudo implementar por varias trabas (como la ley de medios acá), o sea que hace mucho que está el tema. Fue casi el caballito de batalla de Obama en su campaña para lograr la reelección. No hace un año.

Pero el ala más conservadora del Partido Republicano nunca pudo digerir aquel triunfo de Obama e insiste ahora en postergar por otro año la implementación del plan. A cambio, estaban dispuestos a aprobar el Presupuesto federal. Pero el presidente dejó en claro que no aceptará ser chantajeado.
Acá no te chantejean con nada. La ley de medios no está sujeta a negociaciones. La oposición no la quiere ni que los dejes gobernar.

Según los conservadores republicanos, este plan acarrea diversos problemas. Por un lado, consideran que obligar a un ciudadano a contratar una cobertura de salud representa un avance sobre las libertades individuales. En otras palabras, dicen que cada uno debería ser libre de tomar la decisión que más le plazca. Incluso, la de no contar con cobertura alguna. No se engaña ni a un chico de 5 años con este argumento.

Por otra parte, quienes hoy en día gozan de los mejores y más costosos seguros de salud, temen que la incorporación masiva al sistema de millones de personas termine afectando la calidad de la atención que ellos vienen recibiendo. Es evidente que la amenaza del comunismo está latente en todos lados.

En Jacksonville, Florida, tuve la posibilidad de conversar en las últimas horas con un integrante de la Comisión para los Derechos y Libertades de los habitantes de la ciudad, quien fue aún más allá en su lectura: según su opinión, la reacción del ala más conservadora de los republicanos está influida también por esa cuota de racismo que aún perdura en gran parte de la sociedad norteamericana. Obama, el primer presidente negro de este país, paga las consecuencias de pertenecer a una minoría. Acá en cambio lo que aflora es el machismo bien rancio. Es la primera presidenta. Las consecuencias políticas son casi las mismas, con la diferencia que Obama no tiene el aguante de CFK.

De todos modos, vale la pena hacer una aclaración: en un país verdaderamente federal como los Estados Unidos, el alcance y la influencia del gobierno central en la vida cotidiana de los habitantes es bastante limitada.
Muy buena aclaración. Por eso nadie lo putea a Obama. Es casi como que daría lo mismo si no existiese.

Por ejemplo, cada estado, cada condado y cada ciudad, tiene su propia policía. La educación está en manos de las autoridades estatales. Los estados aprueban sus propios presupuestos y también cobran sus propios impuestos. Ninguna “aspiradora” absorbe en este país el dinero de los contribuyentes para centralizarlo en manos del Poder Ejecutivo nacional.
¿Y de dónde saca Obama para pagarle el sueldo a sus ministros, los militares, los propios diputados y hasta para cobrar su sueldo? ¿Y los jueces de dónde sacan la plata? ¿Eh? ¡Decime que se lo pagan empresas privadas y me caigo de ojete acá mismo sentado como estoy!

Frente a esta realidad, el alcance del Shutdown casi no se percibe en la vida diaria. Salvo para los centenares de miles de empleados del gobierno federal que se encuentran diseminados en todo el territorio, quienes no cobran sus sueldos mientras el Presupuesto no se aprobado en el Congreso de la Nación –los militares sí cobran sus salarios y continúan cumpliendo sus funciones-. Claro, solo para "centenares de miles" no es nada. Casi que ni se nota. Ah, ¿los militares cobran? ¿Y de dónde sacan plata para pagarles sin la "aspiradora" centralista?

Pero más allá de las complicaciones generadas por esta disputa política y de las influencias de los sectores más conservadores de este país, existe un aspecto para resaltar: la división de poderes verdaderamente existe. La Constitución establece que el presupuesto debe ser aprobado por el Legislativo y, si esto no sucede, los otros poderes deben aguardar que el problema se resuelva. Eso es lo importante, y acá siempre lo decimos: El funcionamiento de las instituciones está antes que todo, incluso de esa demagógica pretención de los gobernantes de querer pagar los sueldos a los estatales. 


¿Qué sucede en la Argentina frente a una situación similar? No sé. ¿Lo mismo?

La respuesta es muy simple: el presidente gobierna con el presupuesto del año anterior, redireccionando partidas a su antojo y sin control alguno. Naaaaa..., jodeme! Pero... ¿Y? ¿Cuál sería el problema? ¿Pasó alguna vez que la oposición no permitió que el Ejecutivo gobernase como allá? Igual, acá, por suerte tenemos a la prensa independiente que controla todo. Lo que dice nunca termina en nada a pesar de las reiteradas repetidas reiteraciones repetidas, pero controla y hasta inventa leyes. Cuando no puede inventa leyendas como la de "redireccionando partidas a su antojo"

El respeto a ultranza de la división de poderes acarrea sus costos. Sin embargo, la centralización del poder de manera casi absoluta en una sola mano, tampoco es gratuita. Acá te jugaste a full. Ni Miguel Del Sel te tira una definición tan a fondo.
En definitiva, no hay sistema perfecto. Sólo se trata de decidir cuáles son los costos que una sociedad está dispuesta a pagar. Y a partir de allí, es imprescindible asumir las consecuencias. ¿Ves que al final pienso igual que este muchacho? Cristina ganó con más del 54%. Que en el medio se elijan diputados y el partido saque menos votos son cinco guitas aparte. Acá la sociedad eligió. Como allá. Si allá está bien, acá también. ¿O no Curiotto?
(Ir a la versión original)

Ojalá vuelvas pronto a visitarnos. Te extraño.

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