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25/4/16

Peña y Sirvén quieren cerrar la grieta sea como sea

Visitar la simpática nota

Cada vez les cuesta más entender al peronismo. Eso los lleva a buscar metáforas lamentables que provocan una mezcla de lástima y vergüenza ajena. No les entra en la cabeza que las cosas no puedan ser de otra manera a como las piensan ellos. Curioso viniendo de quienes se presentan como grandes detractores del pensamiento único.

El Peronismo ha torturado los últimos 12 años a la sociedad y esta, enferma como pocas, ama o simpatiza con el Peronismo. Más o menos así sería la explicación completa de este síndrome de Estocolmo.

Peña y Sirvén están tratando de hacer un país para todos, cerrar la grieta, donde reinen el consenso y el diálogo por sobre todas las cosas. Pero eso si, sin los enfermitos Peronistas.

23/2/14

¡Todos somos Robertito! (por más que nuestra vestimenta sea vulgar)

Haciendo una especie de psicologismo bien barato, casi sin cargo, se puede decir que más que describir a Cristina, en esta nota Pablo sivén sólo logra describirse a sí mismo, su odio, sus ordinarias obsesiones, su egoismo y sus mezquindades. 

Es él quien sermonea a Cristina por lo que supone son sus gustos periodísticos. Sin embargo dice que la que lo hace es ella.

Copio y pego: " ...En efecto, es tal la obsesión por maltratar al periodismo de Cristina Kirchner, y su odio visceral hacia el oficio de informar, que tampoco se muestra dispuesta a ser generosa ni siquiera con los hombres y mujeres de prensa de su propia y creciente tropa.

No es usual que en sus sermoneos en público o en redes sociales deslice ponderaciones, como las que dedicó a Robertito , hacia los periodistas que sí entienden el "modelo" y que se muestran afables y dóciles en resaltar los logros de su gestión. Esos que genuinamente creen en ella y en su marido desde el principio y de los muchos más conversos que se fueron encolumnando entusiasmados por el pluriempleo bien remunerado que aseguró el creciente aparato de comunicación oficial.

Hay quizá incluso hacia ellos un ninguneo o directamente un desprecio resentido tácito porque no han logrado arrebatarles a los "medios hegemónicos" la firme atención que todavía les dispensa el público.

Con un tiro por elevación, señaló hace pocos días lo inútiles que eran ya que expresó sus deseos de encontrar "algún juez o alguna Corte que torne obligatorio que se sepan los actos de Gobierno", como si aquellos medios y periodistas que le son tan fieles no le dedicaran grandes loas y espacios en todos los soportes para exaltar su gestión. Quedó claro que para ella también ese enorme esfuerzo y gasto por armar una comunicación adicta es del todo ineficiente.

Pero aun en su mezquindad hacia los propios, es posible trazar un "mapa" de lo que Cristina Kirchner pretende de la profesión... " COMPLETO

Siempre conviene estar acompañado. Aunque sea por un gato, una cena frugal y una TV encendida sin volumen. Caso contrario uno se convierte en un mal bicho como Sirvén.

¡Aguante Robertito!

4/6/12

El que avisa no traiciona


Lindo reportaje de Sirvén a Jorge Lanata.
Lo único que no comparto es la identificación de Lanata con un "rockstar".
No lo define. 
Sí define a Sirvén, a quien lo veo más haciendo pogo en un recital de Tony Bennett, en uno de María Marta Serra Lima, o hasta en uno de Dread Mar I, antes que en uno de rock para saber lo que es una estrella de rock. Pero esto es un prejuicio mío.

Veamos este trecho:
- ¿Crítica te cansó más rápido?
- No es que me cansó. Me tuve que ir. A la semana que empezó vino Artemio Lopez a decirme que Kirchner había dicho: "A esos tipos los voy a fundir". Me consta que De Vido llamó a Coto para que nos levantaran una campaña. Alfredo Coto me llamó para decirme que me daba la plata si yo no publicaba los avisos. Lo mandé a la mierda. (nota completa)

Bonita anécdota che.
Espero que la tapa del diario Crítica que abre el post no tenga que ver con el episodio que cuenta porque sino estaríamos en presencia de un extorsionador profesional.
Yo no creo que sea así, pero aún así le avisaron a tipo.

Ojo que en una de esas la frase de Néstor puede haber sido "Lo voy a fundir porque es un extorsionador profesional". Andá a saber.

14/10/11

El gusto errado se paga con el despido

Un periodista escribió una crítica favorable a la película Juan y Eva. El problema fue que era empleado de La Nación. Lo despidieron.

Transcribo la nota del periodista Claudio Minghetti:
Juan y Eva (Argentina/2011) / Director: Paula de Luque / Guión: Paula de Luque, según un relato de Jorge Coscia / Fotografía: Willy Behnisch / Edición: Alberto Ponce / Música: Iván Wyszogrod / lntérpretes: Osmar Núñez, Julieta Díaz, Fernán Miras, Sergio Boris, Alfredo Casero / Distribuidora: Primer Plano / Duración: 110 min. Nuestra opinión: Muy buena.

1944. En medio de una fiesta coqueta, el embajador norteamericano Spruille Braden le pide a uno de los invitados que le hable en español en lugar de balbucear en inglés. Las copas comienzan a moverse mientras lejos, en San Juan, la tierra se abre. Es sólo el principio de una historia de amor que deviene política. Es que como directora Paula de Luque se propone recrear la historia de amor nunca antes contada entre personajes como Juan Perón y Eva Duarte, conocidos por su presencia y trascendencia en la historia argentina del siglo XX. Y lo consigue.

Muy inteligentemente, De Luque los aborda en un momento clave, aquel que comienza cuando cruzaron sus vidas y culmina el 17 de octubre de 1945, cuando cientos de miles de hombres y mujeres, en especial los de las clases marginadas de todo el país, lo impusieron como su líder.

Lo poco de íntimo de aquel matrimonio, el de un militar viudo con una joven actriz en ascenso, de origen humilde, empezaba a ser invadido, cada vez más, por la tarea de gobernar un país rico y promisorio, pero con marcadas injusticias sociales.

Para lograr su meta, De Luque pulió con prolijidad un guión que no esquiva la historia, pero sabe mover delicadamente la cámara hasta esa intimidad de la que poco se sabe. Si de tareas difíciles se trata, parece que De Luque está preparada para resolverlas. En su film no sólo trabaja la columna central de la historia y los diálogos -algunos muy precisos, agudos y polémicos, en oportuna versión libre, y en los íntimos, que sugieren más de lo que ponen en palabras- sino la de las imágenes, con una delicada concepción plástica.

Es imposible pensar en dos actuaciones en extremo convincentes (no necesariamente calcos de los auténticos y protagonistas) de Osmar Núñez y Julieta Díaz sin el apoyo del entorno en sintonía. Es el caso de la impecable María Ucedo como Blanca Luz Brum, en su papel de secretaria ministerial, o el de Fernán Mirás, como el coronel aliado Eduardo Avalos, tan efectivo como el de Sergio Boris, el teniente coronel Domingo Mercante. Ninguno de estos personajes, al igual que el del embajador Braden (un medido Alfredo Casero), a quien recorta en su función como impulsor del frente opositor al movimiento naciente, opacan a los verdaderos protagonistas sino que los ayudan a imponerse. Lo mismo ocurre con la escenografía, el vestuario y la música, que consiguen lo que buscan, emocionar, sin excesos, como los personajes, sin repetir lo mil veces dicho ni rendirse a la tentación del discurso.
Firme e inclaudicable junto a los trabajadores, un colega y compañero de trabajo llamado Pablo Sirven se dedica a difundir la voz de la patronal, cuyo comunicado se puede leer en este link.

El gusto errado se paga con el despido

Un periodista escribió una crítica favorable a la película Juan y Eva. El problema fue que era empleado de La Nación. Lo despidieron.

Transcribo la nota del periodista Claudio Minghetti:
Juan y Eva (Argentina/2011) / Director: Paula de Luque / Guión: Paula de Luque, según un relato de Jorge Coscia / Fotografía: Willy Behnisch / Edición: Alberto Ponce / Música: Iván Wyszogrod / lntérpretes: Osmar Núñez, Julieta Díaz, Fernán Miras, Sergio Boris, Alfredo Casero / Distribuidora: Primer Plano / Duración: 110 min. Nuestra opinión: Muy buena.

1944. En medio de una fiesta coqueta, el embajador norteamericano Spruille Braden le pide a uno de los invitados que le hable en español en lugar de balbucear en inglés. Las copas comienzan a moverse mientras lejos, en San Juan, la tierra se abre. Es sólo el principio de una historia de amor que deviene política. Es que como directora Paula de Luque se propone recrear la historia de amor nunca antes contada entre personajes como Juan Perón y Eva Duarte, conocidos por su presencia y trascendencia en la historia argentina del siglo XX. Y lo consigue.

Muy inteligentemente, De Luque los aborda en un momento clave, aquel que comienza cuando cruzaron sus vidas y culmina el 17 de octubre de 1945, cuando cientos de miles de hombres y mujeres, en especial los de las clases marginadas de todo el país, lo impusieron como su líder.

Lo poco de íntimo de aquel matrimonio, el de un militar viudo con una joven actriz en ascenso, de origen humilde, empezaba a ser invadido, cada vez más, por la tarea de gobernar un país rico y promisorio, pero con marcadas injusticias sociales.

Para lograr su meta, De Luque pulió con prolijidad un guión que no esquiva la historia, pero sabe mover delicadamente la cámara hasta esa intimidad de la que poco se sabe. Si de tareas difíciles se trata, parece que De Luque está preparada para resolverlas. En su film no sólo trabaja la columna central de la historia y los diálogos -algunos muy precisos, agudos y polémicos, en oportuna versión libre, y en los íntimos, que sugieren más de lo que ponen en palabras- sino la de las imágenes, con una delicada concepción plástica.

Es imposible pensar en dos actuaciones en extremo convincentes (no necesariamente calcos de los auténticos y protagonistas) de Osmar Núñez y Julieta Díaz sin el apoyo del entorno en sintonía. Es el caso de la impecable María Ucedo como Blanca Luz Brum, en su papel de secretaria ministerial, o el de Fernán Mirás, como el coronel aliado Eduardo Avalos, tan efectivo como el de Sergio Boris, el teniente coronel Domingo Mercante. Ninguno de estos personajes, al igual que el del embajador Braden (un medido Alfredo Casero), a quien recorta en su función como impulsor del frente opositor al movimiento naciente, opacan a los verdaderos protagonistas sino que los ayudan a imponerse. Lo mismo ocurre con la escenografía, el vestuario y la música, que consiguen lo que buscan, emocionar, sin excesos, como los personajes, sin repetir lo mil veces dicho ni rendirse a la tentación del discurso.
Firme e inclaudicable junto a los trabajadores, un colega y compañero de trabajo llamado Pablo Sirven se dedica a difundir la voz de la patronal, cuyo comunicado se puede leer en este link.