27/3/14

El disfrute de la llegada de la verdad

Inmediatamente después que publiqué los atinados pensamientos del Compañero Turco Cherep sobre las redes sociales me vino a la memoria un episodio desagradable en el que metieron a mi hija.

Vuelvo a hacer la advertencia que hice cuando lo conté: Quien espere algún comentario político no lo va a encontrar en este post, así que ya le recomiendo que vaya yendo para otro lado si es lo que vino a buscar.

Acá les dejo el link con aquella historia.

La resumo así: Una Tarada va a contarle a una que recibe una solicitud de amistad de una chica de apellido Delfino y le pregunta si es mi hija. Esa una responde que si, y unos días después me lo cuenta.

Empiezo a ver de qué se trata. Mi hija dice que no envió solicitud de amistad a la Tarada. Llamo a la Tarada para pedirle que me explique la cuestión. Me dice lo mismo que una me había dicho. Le pido una captura de pantalla. Manda.

Le pido también que memande el link de la cuenta y descubro que fue creada mientras conversábamos por teléfono y no cinco días antes como la Tarada y una sostenían.

Lo curioso, y aquí viene lo nuevo o el único dato que faltaba para sacarme esto de encima, es que al lado de la cuenta trucha de mi hija, en la captura, había una dirección de mail: m.....delfino2...

Cuando yo pregunté a quien pertenecía esa cuenta la Tarada respondió "es de mi hermana" y que desconocía que hacía ahí ahí. Atribuyó la aparición de "delfino" en la cuenta de mail a un error de tipeo en el segundo nombre de su hermana.

Pues no. Confirmado. No era un error de tipeo. Esa nunca fue cuenta de la hermana de la Tarada.


Volver hoy con esto sirve de poco y nada. Sólo para sacarme una vieja calentura de aquel momento.

También para saber que no me equivoqué y para que aquella vieja una estuvo defendiendo una mentira. ¡La de discusiones al pedo que tuve soportar por esto! ¡Por Dios!

¿Si sabía o no sabía una que defendía esta mentira?. 
Ya no me importa.
Yo ya estoy afuera.

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