11/12/13

Sobre los aprendizajes que dejó Córdoba frente al conflicto policial

Cualquier análisis que hagamos de la situación que se desencadena en Córdoba, y luego se extenderá al resto del país, será demasiado limitado, no sólo por la complejidad del tema, sino por las ramificaciones y consecuencias posteriores al “cese” del conflicto. También implica una radiografía de la sociedad que tenemos, de cómo somos y cómo actuamos. Y lo que se ve en ella no es para tranquilizarse.

Ya se escribió y habló bastante sobre la impericia de De la Sota, sobre su política de “seguridad” en estos últimos años (aumentar desmesuradamente la fuerza policíaca creando más problemas que lo que resolvía, incluso creando más inseguridad a un sector de la población, vulnerable justamente a esa policía y no justamente por ser delincuentes). También sobre cómo manejó (o mejor dicho no manejó) la situación mientras se incubaba el conflicto y luego cuando estalla. Por supuesto que él, como sectores de la oposición, incluyendo los medios hegemónicos y parte de la población influenciadas por estos, acusaron al gobierno nacional por haber llegado a esa situación. Claro, la reivindicación de ser un país federal es buena para los beneficios y libertades: las responsabilidades y obligaciones no cuentan. Y el tema de los delitos comunes, la seguridad del ciudadano/a y los salarios de los empleados y funcionarios provinciales, entre otros temas, son responsabilidad de cada provincia (poder ejecutivo, legislativo y judicial).

Para colmo, la irresponsabilidad e incapacidad con que De la Sota buscó zafar, cediendo absolutamente al chantaje de grupos policiales, abrió las puertas para que el conflicto se extendiera en las demás provincias. Entregado a la extorsión, pateó la pelota para adelante y para fuera, pues aceptó demandas que exceden la capacidad financiera de la provincia (si no excedieran, por qué entonces no arregló antes de que la población se transformara en rehén y sufriera los efectos que se producen en una zona liberada). Y el derrotado en realidad no es De la Sota, ni el triunfante es el que consigue un aumento de salario (que seguramente merecía). Son otras las cuestiones en juego, especialmente porque estamos hablando de un sector profesional que tiene una característica: está armado y su capacidad de desestabilización ha sido potenciada.

El conflicto trajo muchas enseñanzas no sólo para Córdoba, sino para todo el país y seguramente también para otros países.
COMPLETO


Advertencia antes de ir al original: Un poco después el tipo cita algo que yo escribí en este blog, con lo que el poco prestigio que tenía el compañero docente se termina de ir al fondo del mar. Si saltean esa parte, lo que sigue está muy bueno.

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