17/6/15

La mirada de alguien fue autoridad de mesa

Los problemas en el escrutinio
La gran cantidad de votantes que hay en cada mesa, unos 350, implica una sobrecarga de trabajo para las autoridades de la misma. En condiciones así es entendible que se llenen mal las planillas o se hagan mal las cuentas. 

Por Fernando Pisani
Telegramas mal hechos, otros ilegibles, cuestionamientos varios al sistema de boletas con fotitos y cruces, pedidos de reformas electorales, sospechas de algunas trampas o chicanas, tal vez de intento de fraude. Situaciones así son también el terreno fértil para promover el voto electrónico, que en muchos casos da más lugar a algunos negociados que a resolver uno de los problemas centrales: credibilidad, confiabilidad.

Pero por sobre todos los sistemas de voto, sea el viejo o el actual, hay algo muy simple que lo sabe cualquiera que ha sido presidente de mesa y que evidentemente no lo consideran o no les importa a los que deciden, quienes muchas veces no miden los gastos en ciertos aspectos que da lugar vinculaciones con la actividad privada, pero "ahorran" con los que no hacen de esto un negocio.

A veces, para entender los problemas, no hay nada mejor que ver situaciones concretas que se han repetido en la mayoría de las mesas de Rosario. Y que no son difíciles de resolver con otro tipo de decisiones.

En las Paso, la mesa que tuve que votar, funcionó muy mal: largas colas hasta de una hora y media de espera, lo que ocasionó que más de uno se retirara sin votar (o que no viniera a votar a esta mesa en esta elección). Por supuesto que puede atribuirse a la inexperiencia (las autoridades de mesa oficiales no fueron por lo que eran votantes de buena voluntad, sin experiencia y sin el conocimiento de los procedimientos, ni había asistido a los cursos). Y claro, trajo aparejado un conjunto de inconvenientes con las consecuencias conocidas y las demoras y sospechas posteriores sobre todo el comicio, pues no fue la situación de una mesa aislada. 

Pero en esta elección, la mesa estuvo constituida por otras autoridades, y todas con experiencia, y justamente si escribo eso es porque queda en evidencia el grave abuso que cometen los organizadores de los comicios, probablemente en aras de ahorrar costos fáciles, total se aprovechan de sobrecargar alevosamente el trabajo de las autoridades de mesa, entonces no debe extrañar las diversas irregularidades y errores.

Conociendo la mala experiencia pasada, en esa mesa, que ahora me tocó ser presidente, nos propusimos revertir aquella situación con mis otros colegas. Y de hecho lo logramos. Prácticamente no había cola, usamos los cuatro boxes simultáneamente, organizamos una buena distribución del trabajo, fuimos eficientes, la gente lo notó y lo comentaba y creemos que los conteos estuvieron muy bien hechos y los telegramas y demás documentación clara y legible. Es más, fue una mesa que usaron de testigo varios partidos políticos y todos se llevaron los mismos datos y satisfechos. Pero no se imaginan el trabajo alienante y embrutecedor que implicó esos resultados; y el castigo a nuestros cuerpos, por una cosa muy simple: la cantidad de votos que impusieron a cada mesa. COMPLETO

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