31/10/14

El gran aporte de Reutemann a la unidad del peronismo

Mucho se habla por estos días de la necesidad de la Unidad de todo el Peronismo de la provincia para recuperar el gobierno, devolviendo de esta manera la felicidad y la dignidad al pueblo santafesino.

Cualquiera sea el sector interno con el que hables lo primero que te dice "Tenemos que hacer la Unidad".

El Senador Reutemann, quien finaliza su mandato el próximo año, en el debate por la ley de presupuesto 2015 expuso su punto de vista en el que se puede advertitr a simple vista una mirada muy distinta a cualquier otro espacio del peronismo.

Con la existencia de Reutemann no hace falta ni el macrismo ni el pinosolanismo, ni siquiera la ultraizquierda socialista que representan Binner o Giustiniani. Él solito los representa a todos.

En este marco ¿cómo se puede hacer para lograr la unidad con una persona que adversa tanto con el gobierno nacional?, o en todo caso ¿qué tipo de unidad será esa?

Dejemos las preguntas para que nadie las responda y leamos al Senador: Es el último proyecto de presupuesto de una gestión gubernamental que ha definido a su tiempo como el de la década ganada, apresurándose, sin aguardar que la historia, como corresponde, con la perspectiva que brinda el paso del tiempo, la caracterice debidamente.

La cuenta indica, si no me equivoco, que desde el 2003 a la fecha han pasado largamente once años, que serán más de doce cuando este ciclo finalice el 10 de diciembre de 2015.

A esa fecha llegaremos con graves retrocesos en materia energética después de haber perdido el autoabastecimiento; aislados internacionalmente; con índices de desempleo en permanente aumento en los últimos años; ni que decir de la presión impositiva sobre quienes produce; con un federalismo fiscal que solo es un cartón pintado; con una educación que demanda cada vez más recursos y ofrece menos calidad; con problemas sociales de indigencia, pobreza y hasta hambre en un país que está en condiciones de alimentar al mundo; con una inseguridad cada vez mayor y el narcotráfico adueñándose de las ciudades y la sociedad.

Por esto, deberíamos decir que estamos en presencia de una época desperdiciada.

Estimo que todo comenzó allá lejos en el tiempo al intervenirse de hecho el INDEC, cuando los números oficiales dejaron de ser representativos de los fenómenos económicos y sociales.

Hoy caminamos a tientas, a oscuras, sin índices confiables, en lo que hace a inflación, pobreza, crecimiento del producto interno bruto, y todas las variables que permiten medir la evolución de un país en serio.

Ese mundo irreal se trasladó a las sucesivas leyes de presupuesto que anualmente el Poder Ejecutivo nacional fue presentando, leyes que una y otra vez contemplaron previsiones que se sabía perfectamente de antemano que no se correspondían con la realidad.

El proyecto de este año no es la excepción, señor Presidente, también es producto de invenciones oficiales en las que la realidad faltó a la cita.

Por eso, no se puede decir sin ruborizarse que la inflación será del 14,5% en el 2015, cuando todas las previsiones de los analistas independientes, indican que esa cifra está siendo ya, hoy mismo, de un 40%.

Por eso, no se puede decir sin avergonzarse que la inflación será del 14,5% en el 2015, cuando la inflación oficial reconocida de este año se calcula en un 21,3%.

Por eso, no se puede decir sin avergonzarse que el Producto Interno Bruto habrá de aumentar un 2,8% cuando la retracción económica es clara y muy preocupante, sufrida por miles de argentinos, que están siendo suspendidos de sus trabajos o, incluso, los están perdiendo, en el marco de una aguda recesión económica.

Por eso, no se puede decir sin avergonzarse que la cotización del dólar será de pesos 9,45, cuando hoy mismo ya es falso y se refleja en que los argentinos huyen desesperadamente de un peso de creciente desvalorización, intentando refugiarse en activos más confiables y estables.

Por eso, no se puede decir sin avergonzarse que se prevé que el precio de la soja será de 482 dólares la tonelada si hoy vale 130 dólares menos.

Como ha sucedido en los últimos años, en el próximo, la realidad se encargará irreversiblemente de desmentir todos y cada uno de los números contemplados en este presupuesto 2015 el que, insisto, está edificado sobre bases falsas.

Para más, por aplicación de diversas leyes que el Poder Ejecutivo nacional ha logrado prorrogar por el imperio de su mayoría parlamentaria, sigue en plena vigencia que el poder administrador utilice como herramientas las facultades extraordinarias para la distribución discrecional de gastos y recursos, derivadas de la emergencia pública. Esa invocada emergencia es la triste comprobación que el gobierno no ha sabido volver a colocar a la Argentina en el plano de la normalidad.

Con esas herramientas, el Poder Ejecutivo nacional, ha venido reestructurando partidas, incorporando recursos de montos significativos (producto de la subestimación de la recaudación), financiando o desfinanciando programas y políticas públicas a su antojo.

Así, ha discriminado con entrega de fondos a las provincias de gobiernos afines, restándoles a otras, como la mía, la de Santa Fe, que en todo este ciclo ha recibido bastante menos de lo que produce, de lo que necesita, de lo que le hubiera correspondido.

En este bochornoso proyecto de presupuesto, a Santa Fe se le asigna, sobre el total de las obras públicas plurianuales menos del 2 por ciento, cuando le correspondería un 8,5 por ciento según la ley de coparticipación.

Pero no solo las asignaciones son insuficientes. Además, la ejecución de las obras presupuestadas es casi nula. Hace años que los santafecinos seguimos esperando que se realicen obras como el puente Goya-Reconquista-Avellaneda, el puente Santo Tomé-Santa Fe, rutas nacionales como la 11, la 34 y la 33, cuya licitación fue presentada hace ya siete años por el ex Presidente Néstor Kirchner y no ha habido avance alguno. Y así podría continuar con una extensa lista.

Las partidas asignadas para obras en la provincia de Santa Fe son meramente simbólicas. Según la ejecución de obra que prevé el Poder Ejecutivo nacional de turno en estas obras tardarían cientos de años en realizarse. Increible!!!

Santa Fe siendo de las provincias que más aportan a las arcas nacionales, es de las provincias que menos recursos recibe por persona.

Los representantes de las provincias insistimos, año tras año, con que la Nación cumpla con el piso de coparticipación federal del 34 por ciento. Coparticipación que además debiera ser automática.

Pero el PEN no cumple ni con la automaticidad ni con el piso del 34% impuesto por ley. El PEN transfiere automáticamente solo el 28 por ciento de coparticipación, pero distribuye el resto discrecionalmente, obligando a las provincias que no le son afines a mendigar por el resto de los fondos que les corresponden.

Tampoco debemos olvidar la injusta deuda que mantiene la Nación con Santa Fe, Córdoba y San Luis. Deuda que reclamamos ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La Nación sustrae a estas provincias el 15 por ciento de coparticipación que correspondería al fondo de las cajas previsionales todos los años, dejando en déficit la caja de jubilaciones provinciales.

Y dentro de la continua discriminación que sufre mi provincia no puedo dejar pasar la indigna cifra que recibe como compensación de un pacto fiscal del que nada tuvo que ver. Santa Fe, una de las cinco provincias que no estaba endeudada, ahora no se ve beneficiada por haber mantenidos sus cuentas en orden. Y por el contrario las provincias que negociaron sus deudas con la Nación, mediante el Programa Federal de Desendeudamiento, sí son premiadas.

En estas condiciones, podríamos decir, coloquialmente: otra vez más de lo mismo. Un presupuesto maquillado, un presupuesto irreal, un presupuesto que sólo es una autorización formal para que el Poder Ejecutivo nacional haga luego lo que quiera.

Así ha sido y así será. Siendo este proyecto de presupuesto un digno heredero de los anteriores, sólo aprecio en este caso una novedad: se trata del presupuesto de fin de ciclo. Desde luego, señor Presidente, y por las razones ya apuntadas, me habré de oponer a la hora de la respectiva votación en general y en particular.

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