El "Padrino" de la Universidad Nacional del Litoral

Leemos una y otra vez y no podemos dejar de romper en llanto de tanta emoción: “Lo distintivo es que en nuestro establecimiento no se utilizan ni para fertilizar la tierra ni para combatir cualquier plaga ni para hacer crecer el producto, ningún producto que tenga síntesis química. Por lo tanto se considera totalmente orgánico”, aclaró su titular. “Si bien la frutilla está demandada para estar en la góndola, la mayor demanda en el mundo de la frutilla es la producción industrial, es decir, lo que se vende también en la góndola como congelado, o para la producción de pulpa”

Quien esto nos enseña no es un hippie setentista, ni un habitante de la comunidad de El Bolsón, ni tan siquiera uno de los No-Menesterosos ambientalistas de Parque Alberdi.

Pero no sólo de medio ambiente saludable vive el hombre. Sigamos leyendo con los ojos llenos de lágrimas:  "...demás de elaborar un producto orgánico, en este proyecto familiar se brinda trabajo a 70 personas de la región y se presta especial atención a la protección del medioambiente. “Seguimos creciendo año a año y tenemos perspectivas para el 2010 seguir con un plan de crecimiento muy amplio en la zona”

Este relato es del año 2007 cuando un simple fruticultor de Monte Vera llegaba por tezón, empuje, garra y por sobre todo amor, mucho amor, a ser Padrino de la UNL con su establecimiento Las Brisas, acompañado por su esposa, CPN Monica Banchik, y su hija Lic. Cecilia Vorobiof quien hoy, sin dejar de trabajar por la salud alimenticia de la población santafesina, además se desempeña como empleada municipal de la Oficina de Empleo en Santa Fe.

Ojalá este sea tan solo un ejmplo de movilidad social ascendente y no una excepción.
¡Que florezcan 1000 vorobiofes!

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