25/6/14

No querida, no es así

En junio de 2004 el por entonces diputado provincial Hugo Marcucci proponía la "Urgente Sanción de una Ley de Ética Pública". Hace 10 años era opositor y en la provincia gobernaba el peronismo. Obviamente, hoy no la propondría.
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Hace un tiempo me reprochaban algunas amistades de la siguiente manera: "¿Sabés lo que es un periodista? Un tipo o una tipa que tiene la capacidad de hablar de corrido una hora sobre un tema sin tener la más puta idea de lo que está diciendo".

Intenté refutar diciendo que cualquier profesional, un abogado, un sociólogo, o un arquitecto estaban en la misma condición. La respuesta vino a los gritos y fue lapidaria: "¡Pero saben de lo que hablan y no bolacean sobre lo que no saben! Yo soy Licenciada y no hablo boludeces. ¿Por qué estos se creen más que yo?"

Aquella discusión me dejó molesto, pero hoy tengo que reconocer que en cierto punto algo de razón tenía. No en la generalización, pero hay algunos casos bien particulares que encuadran perfectamente en esa "definición".

La ley de ética pública 25.188 no puede aplicarse al caso "Tabares/Cocheras/Parque Alberdi/CAM/etc.", simplemente porque la provincia nunca adhirió a esa ley nacional. Hay otras.

En la municipalidad de Santa Fe -hasta donde yo conozco- no hay régimen de ética en el ejercicio de la función pública, como si lo hay en la Nación (Ley 25.188) y en la provincia (Ley Nº 13.230). Tampoco dice nada al respecto la ley orgánica de municipalidades de la provincia.

Esta es la Ordenanza que rige a las Secretarías del DEM. Ni esta ni la anterior (la 11.437 de fines del 2007) dicen nada sobre incompatibilidades ni prohibiciones de los secretarios, ni siquiera sobre las condiciones para ser secretario.

Toda esta aclaración viene a cuento de la circulación de un escrito leguleyo que sólo sirve para confundir a todos y todas.

Conviene estudiar. Si uno no estudió, conviene preguntar a uno que sepa porque sino lo vamos a terminar acusando de estar en "off side" (eso corresponde al reglamento de fútbol) o de haber cantado mal los puntos del envido (eso corresponde al reglamento del truco).

Hacer esto no es otra cosa que ser una idiota útil que puede hablar (o escribir) una hora sin tener la más puta idea de lo que se está diciendo, por supuesto que todo en nombre del periodismo. Y, lo que es peor, jugando para el que presuntamente ya fue declarado adversario.

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