24/2/14

Conviene no tener hijos o, llegado el caso, no ir a recitales

Razón no le falta al compañero Elavas cuando hace algunas recomendaciones para asistir a recitales donde se escuchan músicos de Rock (pocos) y otros que hacen como que lo fuesen:

Bases y condiciones para asistir al próximo espectáculo
1) Hacer pretemporada y no con P.F. personal sino con un equipo de rugby
2) Tomar clases de boxeo, defensa personal, taekwondo y kick boxing
3) Asistir al terapeuta a una sesión semanal, con dos meses de anticipación
4) Concurrir a un taller de faquirismo.
5) Adquirir casco, careta de esgrima, armadura y cadenas.
Luego de todo ello, se puede concurrir en familia.
Me tocó acompañar el domingo a mi hija a ver la Bersuit que tocó en el "Música en el Río", que curiosamente se hace en una avenida al costado de una laguna.

Llegamos justo a tiempo para el inicio exacto del show. Conseguimos una buena ubicación que con el transcurso del mismo fuimos mejorando hasta quedar a unos dos metros de distancia del escenario desde donde pudimos ver cómodamente la mayor parte del tiempo. Nos moviámos en el intervalo entre canción y canción.

Había espacio. Sin ambargo en un momento pasó por delante nuestro una joven con pelos enrastados que no contenta con patearme el pie derecho pisó también el izquierdo para así trastabillar y chocarse con mi hija.

Casi reacciono de mala manera pero detrás venía un fornido muchacho que tenía una cara de buenazo terrible y no era para comprometerse en una pelea con alguien en ese lugar.

La música estaba calma, quiero decir que no era para saltinbanquear, hasta que llegaron los éxitos noventosos de la banda y los nostálgicos de épocas que no vivieron comenzaron el pogo.

No eran más de 15 los adolescentes pero sin embargo molestaban con sus empujones.

Reviví las épocas en las que yo hacía eso y no pude menos que comprenderlos... un rato.

Recordé entonces al célebre delantero de Boca Juniors Roberto Cabañas.

Medí la situación. Esperé el momento justo. Sonaba "Señor Cobranza". Uno, dos, tres y al cuarto empellón que se me venía levanté mi codo derecho con el que se chocó un ocacional poguero.

Lamenté, y sigo lamentando desde lo más profundo de mi corazón, que el mismo haya necesitado molestarse hasta el sector donde estaba la asistencia médica para que le apliquen unas curaciones en su arco superciliar izquierdo. 

Por suerte antes del final volvió con unas gasas y cintas en el lugar donde incidentalmente, y sin ninguna mala intención, mi codo lo impactó.

Sobre el recital bastará con decir que la Bersuit ganó muchísimo con el alejamiento de Gustavo Cordera. En principio perdió el mal gusto que causaban sus puteadas sin sentido que lo asemejaban a Jorge Corona más que a un cantante cualquiera. A su vez ganó en calidad vocal. Los dos muchachos que antes estaban sólo a cargo de los coros cantan muy bien, cosa que antes no se apreciaba, y por sobre todo se les entiende lo que dicen. El resto de la banda es impecable y ya no se siente el peso de un líder.

Así que Compañero Elabas, ya sabe. La próxima me invita. 
Yo le hago el aguante.

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