10/11/13

Sobre la escuela técnica

Fernando Pisani es uno de los principales referentes de la educación técnica santafesina. Y no es una exageración. Docente en escuelas de Rosario y ex titular de esta modalidad a nivel provincial, se confiesa como un "enamorado" de la escuela técnica.

Entrevistado por La Capital, describe el largo derrotero de la educación durante los últimos treinta años, desde la recuperación de la democracia hasta la consolidación neoliberal de los ‘90. De la última década destacó la sanción de la ley de educación técnico-profesional en 2005, pero planteó reparos respecto de la aplicación dispar en cada provincia. Entiende que "como escuela y como país necesitamos formar, además de buenas personas, buenos técnicos". Pero advierte que "eso no se logra desde escritorios autistas y sin pasión por nuestras escuelas".

—A treinta años del retorno de la democracia, ¿cuáles son los hechos más significativos por los que atravesó la educación técnica?

—La escuela técnica —y los técnicos— fueron una de las bases fundamentales para el desarrollo económico y social del país de mediados del siglo XX. Tal vez por eso fue uno de los sectores educativos más afectados por las políticas económicas implementadas por las últimas dictaduras cívico-militares y en las dos primeras décadas del retorno a la democracia. Porque se conjugaron dos elementos clave, el ataque y desmantelamiento de gran parte del aparato productivo industrial del país y los procesos de grandes transformaciones tecnológicas, científicas y productivas a nivel mundial, con su correlato: se necesitaban cada vez menos técnicos y al mismo tiempo la escuela técnica se desactualizaba en saberes y equipamiento. Paradójicamente, el golpe de gracia se da con el advenimiento de la democracia. Los primeros gobiernos continúan sometidos a la lógica neoliberal e incluso profundizan el proceso de vaciamiento del Estado, pero también por concepciones ideológicas que bajo un discurso académico, progresista y "educativo" imponían el modelo neoliberal.

—¿Cómo se evidenció eso?

—En el Congreso Pedagógico bajo el gobierno de Alfonsín se establecen las pautas y criterios que luego se concretarían bajo el gobierno de Menem: el proceso de transferencia de las escuelas nacionales a las provincias y la promulgación de la ley federal de educación, votada por unanimidad por peronistas, radicales, socialistas, conservadores, que tenía entre otras una característica distintiva: hacían desaparecer a las escuelas técnicas y sus títulos. Tenía que ver también con las condiciones de otorgamiento de préstamos de organismos internacionales. La educación financiada por esos dineros sólo debía ser la común a todos. Es así que mientras en la primera década de la democracia la escuela técnica estuvo abandonada a su suerte, en proceso de deterioro a todo nivel, la segunda década estuvo signada por la lucha por existir. Y así se consiguieron algunos paliativos. De más de 120 títulos técnicos que existían en el país, se consigue que se acepten a regañadientes una docena de ellos, pero encorsetados en un formato absolutamente inadecuado: los llamados trayectos técnicos profesionales (TTP), que transformaban a la escuela en un rompecabezas. Todo esto trajo como resultado una caída de la matrícula y en los aprendizajes. También aquí las escuelas debían hacer malabarismos y ocultar prácticas para darles a los alumnos una formación que mereciera el nombre de técnica. El fin de la segunda década también marcó la crisis absoluta del modelo neoliberal. En 2001 no asistimos a la caída de un modelo por el advenimiento de otro mejor, sino que fue el derrumbe por propio peso de las políticas que tanto daño hicieron al país. Con el fin de la paridad cambiaria y la devaluación del peso se dan algunas tibias recuperaciones de sectores productivos que pusieron de manifiesto el desastre producido en la educación: había demanda de mano de obra calificada, pero no había gente preparada para ello. COMPLETO 

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