22/7/13

Ladran Sancho, señal que son perros

Pero las Mujeres para la Victoria dicen:
LADRAN SANCHO, SEÑAL QUE CABALGAMOS
A las mujeres que decidimos luchar por nuestros derechos y denunciar una cultura patriarcal y machista que minimiza la violencia de género y la prostitución no se nos hace fácil, no caminamos sobre alfombras.
 

A las mujeres que decidimos denunciar a quienes avalan y protegen a una policía corrupta, mafiosa, que lucra con el cuerpo de las mujeres, nos calumnian e injurian.
 

A las mujeres que osamos disentir con el periodismo adulador del gobierno socialista y encima, decidimos difundir nuestras ideas, nos toca dar cuentas de todas las opresiones e injusticias de este país, de América Latina y de todo el tercer mundo.
 

Porque pareciera que no alcanza ni es suficiente trabajar contra la opresión hacia las mujeres, ni denunciar la falta de políticas públicas en protección de las mujeres víctimas de violencia.
 

Pareciera que no alcanza que digamos que no hay presupuesto para la Dirección de Políticas de Género, ni refugios para mujeres con niños y niñas pequeños que huyen de sus agresores.
 

Pareciera que no alcanza que denunciemos la violencia mediática de candidatos como Del Sel o la violencia institucional de los hospitales y sanatorios de esta provincia.
 

Pareciera que no alcanza porque a las mujeres se nos exige eso y más, porque muchos consideran que no nos ocupamos de cosas importantes, ni de la bolsa de comercio, ni de la inflación, ni del precio internacional de la soja, ni de reducir la desocupación, el analfabetismo y la pobreza.
 

Nosotras nos ocupamos de trabajar con mujeres y para mujeres, pero eso, para algunos, es poco importante.
 

Para nosotras denunciar que la policía maneja la prostitución asociada a la venta de droga es necesario e imprescindible, porque en la tolerancia a la prostitución se les va la vida a muchas mujeres. Parece que ya nadie se acuerda que el ex jefe de policía Hugo Tognolli fue descubierto por una escucha telefónica de la Policía de Seguridad Aeroportuaria del gobierno nacional, donde se investigaba una red de trata de mujeres en Rosario.
 

Tampoco nadie recuerda que en junio de este año reproducimos los públicos dichos de Gustavo Vera, titular de la asociación La Alameda de Bs. As., que trabaja en la prevención y persecución del delito de trata, pero claro, no tuvo repercusión mediática. Vera estuvo en Rosario el mes pasado y dijo, para quien quisiera escuchar: que “con un jefe de policía preso, como es el caso de Hugo Tognoli, con la claudicación frente a la prostitución, no puedo pensar otra cosa que el gobierno santafesino tiene connivencia con el narco proxenetismo”.
 

Y además de no recordar, también algunos se hacen los distraídos y no ven o no quieren ver, los prostíbulos que fueron cerrados con grandes anuncios gubernamentales pero fueron reabiertos en un espantoso silencio. Les pedimos que cuando paseen por la costanera, de noche, miren cómo se reabrió el prostíbulo que se encuentra a una cuadra de la Universidad Tecnológica.
 

Destapar los acuerdos entre el narco-proxenetismo y la policía y entre la policía y el poder político es una tarea titánica para cualquiera, máxime para las mujeres, las mayorías silenciadas y sin poder.

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