5/5/13

María Eugenia Bielsa o la antipolítica en el Peronismo

Cada vez que me encuentro con algún no nacido o no criado en Santa Fe se cae de maduro una pregunta que me hace dar cinco mil vueltas antes de responderla. El resultado de la respuesta casi siempre es inentendible. Sospecho que es porque yo tampoco entiendo mucho.

"¿Cómo puede ser que Miguel Del Sel le haya ganado al Chivo Rossi?" es una de esas. Esta es otra: "¿Por qué en Santa Fe se vota tanto a Reutemann?". Tal vez se me dificulta explicarlo porque no soy de ese palo. Un reutemannista no tendría problemas a lo mejor. Un Obeidista tampoco, mucho menos uno del PRO.

Yo me vengo preguntando desde hace rato, con el mismo resultado en la respuesta que las anteriores, ¿cómo es que María Eugenia Bielsa logró ser la persona más votada en las elecciones pasadas?

Demás está aclarar que no es ni Del Sel ni Reutemann. Se nota que tiene mejor formación. Se nota que tiene formación. El problema está en su profundo desprecio por las construcciones colectivas. Es ella. Sólo ella.

No tiene una agrupación política propia ni se preocupa por tenerla. No tiene un tipo que le maneje la prensa. Parecería manejarse sólo en base a su intuición, o basada en alguna cosa parecida al "sentido común", que vaya a saber cuál es o qué tiene de común.

Reniega de la política. En realidad reniega del trabajo político. La lista de diputados que encabezó la formaron su hermano Rafael, Alberto Maguid y Oscar 'Cachi' Martínez, colocando -en ese orden- uno cada uno. Ella no participó del armado. No le interesa "ensuciarse en la rosca".

Luego de las elecciones se creyó que era la candidata natural a ocupar la presidencia de la cámara. No se preocupó en establecer alianzas con otros bloques legislativos para asegurar su elección. El resultado fue que otros que sí se dedican a estas cosas le ganaron la elección en la cámara y se quedó sin la presidencia. El paso que sigió fue despotricar contra el "contubernio del rossimo, el socialismo, y bla-bla-bla". Los "sucios" eran los otros que la había dejado sin la presidencia.

Yendo un poco más atrás, concretamente cuando asumió la vice-gobernación de la provincia, la comidilla política fue que al llegar a su despacho lo primero que hizo fue descolgar un cuadro de Evita que en él había. En esta campaña aclaró que sólo se limitó a devolver cuadros que no eran suyos y que pertenecían a la madre del hoy diputado Leandro Busatto.

¿Por qué no lo aclaró en su momento y dejó pasar tanto para que se supiera su versión? Simple, porque eso la elejaba de "las prácticas políticas tradicionales peronistas", que como todos sabemos, consiste en llegar a un despacho y llenarlo de cuadros de Perón, Evita y ahora Néstor. Ella no es igual a todos. Tan desigual es que ni siquiera es afiliada al PJ.

Hace unos meses renunció a la banca de diputada provincial revoleando la media contra el rossismo y "sus prácticas". Ahora aclara que sentía que lo suyo en la legislatura era meramente testimonial (ver nota). 

Todos especulamos que lo hizo para ser candidata a diputada nacional en las próximas elecciones, pero lo cierto es que por las señales que ha dado hasta el momento, no es una cosa por la que se la vea preocupada.

Tomando estos tres casos (Reutemann, Del Sel, Bielsa) podríamos especular, provisoriamente, que en Santa Fe ganan las elecciones, o por lo menos sacan muchos votos, aquellas personas que haciendo política dicen no hacerla o no participar de cosas que tiene que ver con la política y que por la mayoría del electorado local están mal vistas, como la rosca, el acuerdo, el armado. Casi como Macri en Buenos Aires.

¿Hay que aclarar que un acuerdo, una negociación entre dos que son distintos, o casi, no es sinónimo de hacer algo ilícito? ¿Hay que aclarar que en política todo esto no es malo y por el contrario es absolutamente necesario? Parece que si.

Podríamos especular que María Eugenia es Reutemann en polleras.

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