22/4/13

Pedalendo en el aire

La investigación periodística puede ser interesante en tanto se sostenga con algún que otro documento que demuestre lo que se está diciendo para que no quede todo muy parecido a charlas que bien podrían protaginizar dos comadres de mi cuadra.

Mucho más interesante resultan las lecturas que otros hacen de esas investigaciones y cómo las utilizan para argumentar tal o cual posición que venga a beneficiarlos.

Una persona puede decir por ejemplo, para tratar de desprestigiar la investigación, que el periodista es un hombre de los "sevicios", que está floja de papeles (haciendo referencia a que no es seria), que los testimonios no son contundentes, que todo es parte de una operación organizada por alguien, o tomarse de un simple error para luego decir que todo es un error.

Desde otro lado otra persona puede decir, tratando de darle más trascendencia a la investigación, que es muy sólida, que no importa tanto quién lo dice sino lo que se dice, que los testimonios que la acompañan son por demás contundentes, que la documentación aportada no deja lugar a dudas, o que todo fue perfectamente probado.

Un problema podría ser cuando una persona es la encargada de emitir estos dos pensamientos. No es que no se pueda cambiar de forma de pensar ni que una investigación tenga que ver con otra, no nada que ver. Pasa que a veces pasan cosas que nos hacen cambiar la forma de ver la vida, y entonces lo que se dice sobre una investigación, o cómo se la cuestiona, no se hace sobre la otra.

Si se sostiene que una denuncia periodísca no sirve para la justicia, además de no ser serio ventilar en los medios asuntos judiciables en los diarios o la TV, hay que quedarse en eso. Esa sería una forma de pensar, una manera de ver la vida, o hasta por ahí un punto de partida de cierta coherencia.

Por estos días está muy de moda la investigación de Lanata sobre el dinero de Lázaro Báez. Aparecen personajes extraños, y otros no tanto, tratando de explicar cosas mucho más extrañas. Tanta extrañeza junta provoca grandes confusiones y -a priori- aparentes contradicciones.

En Santa Fe tuvimos lo que se conoció como "El Caso Tognoli". Un periodista tuvo la primera forma de ver las cosas. El tiempo lo dejó pedaleando en el aire.

Ahora que está el caso Báez, tiene la segunda que más arriba se explica, es decir la opuesta. Sospecho que le va a pasar lo mismo.

Ya sé: Me van a decir que Tognioli es socialista y que Néstor y Cristina son peronistas. Pero hay cosas en las que no se puede ser tan flexible como para tener tan distintas formas de ver las cosas.

Una vez más el peronismo dividiendo las aguas en lugar de promover el diálogo y el encuentro entre los argentinos. Ni siquiera se permite ya que uno mismo se encuentre. "Vienen por todo, por todos y por todos nosotros en cualquiera de nuestras facetas", dirán tratando de excitar a las viejas caceroleras.

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