13/3/13

El vinilo 60 x 60

por Alfredo Rosso

El vinilo, parte de la religión: el vinilo tenía una mística, que en mi caso comenzó al despuntar los años '60, con los discos simples de los Beatles, los Shackers y los Hollies. Tenía un Winco, el legendario tocadiscos de la clase media,que traía una bandeja, un parlante monoaural y dos controles, de volumen y tono. Con el asombro de mis seis años via hipnotizado como los simples apilados en el cambiador automáticos caían uno tras otro y eran invadidos por ese brazo que traía la cápsula de cerámica y la púa de diamante, para transcribir los sonidos mágicos que emanaban de aquellos misteriosos surcos negros.

El vinilo te daba un contacto físico y viseral con la música. Te comprabas un long-play y podías explorarlo, agarrando el brazo por el borde para cambiar de canción, porque los temas estaban separados por bandas de breves silencios. O para volver atrás y escuchar un solo o descifrar la letra, ya que -les recuerdo- no había internet; había que arreglárselas a pura oreja.

El vinilo era también su emvase; desde la tapa, la foto de los músicos te invitaba a explorar su contenido, mientras que la contratapa traía la lista de temas y un comentario informativo y con onda, destinado a seducirte y a hacer que abrieses la billetera de una buena vez.

El vinilo era orgánico. El cuarto se llenaba con el sonido envolvente de los bajos, el ataque de las guitarras, la calidez de las cuerdas, el repicar de redoblantes. El ruido de púa podía mezclarse con el placer pero era, en última instancia, un gentil momento mori, porque la música se hizo para la gente y los vinilos, como los humanos, también reflejaban el paso del tiempo. Es más, tanta historia compartida con su dueño les confería una inefable dignidad.

El vinilo es parte de la religión de la música, un elemento integral de su ritual. Y nótese que ahora hablo en presente, porque a medida que más y más gente descubre sus placeres, el vinilo renace de las cenizas como el proverbial ave fenix para retomar su lugar como soporte fundamental de la música. Y ante la gratísima noticia de que Charly García -fana del vinilo, si los hay- decidió hacer esta edición especial de 60x60 en forma de long play doble, qué mejor que finalizar este comentario reproduciendo aquella famosa frase al final de la contratapa del "Sgt. Pepper's ..." de los Beatles: "garantizamos con este disco un buen momento para todos".

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