29/1/13

No, no, no, no y no. No. Ahora, qué bien la Reina...

Otra orgásmica jornada vivió ayer el pueblo Cacerolo a raíz de una nueva cadena nacional de la presidenta. Se sabe que para este sector lo que se anunció es lo de menos, lo importante es tener un motivo de queja. 

Estaban con síndrome de abstienecia hace rato y tenían que rascar mucho la olla para tener un motivo por el cual expresar contra el gobierno como cuestionamientos políticos lo que son sus frustraciones o carencias personales.

La cadena nacional -me pongo estúpidamente obvio y reiterativo- es de obligatoria difusión para algunos medios de comunicación. No es obligatorio verla. Los ciudadanos pueden optar por apagar el tele, cambiar de canal y ver una película, poner un disco de Chayanne o colocar un dvd en el reproductor, por ejemplo el del casamiento que hace tanto no ven. 

Cabría preguntarse entonces ¿qué es lo que lleva a los Cacerolos a verla? y al minuto de pensar la respuesta uno se da cuenta que es una mala pregunta. No la ven, o en el mejor de los casos la espían un ratito para tener algo para criticar. Entonces ahí ya vienen con: "¿Hasta cuándo con el luto?". "Y claro, se vienen las elecciones. Este año se va a llorar y pucherear todo". "Empezó la cadena de Cristina en el país de las maravillas", o su variante "Quiero un pasaje a ese país".

A todo eso hay que sumarle que "la yegua no para de tirar números, porcentajes, estadísticas, comparaciones y me pierdo..."

Una vez que terminó la cadena el Cacerolo se siente destruído, siente que su vida ya no tiene sentido, siente ganas de matar al alguien o de suicidarse, y tiene que esperar al otro día para que le den nuevamente cuerda los diarios.

Ahí revive porque se entera que dijo otra vez la palabra "miedo" con lo que "otra vez hay que tener miedo ¡Hasta cuándo!", que "se pasó todo el discurso criticando a Macri por el subte, y además criticó a De la Sota". Además "nuevamente atacó a la justicia y dijo algo de un vaso de agua y las cautelares".

Ojalá sigan por mucho tiempo siendo iguales. Que no cambien en nada. Que los medios sigan reflejando sus memorables jornadas caceroleras de modo que los dirigentes opositores se suban a ese discurso anti-discurso político, lo que es igual a la anti-política. Los Cacerolos, al ser tomados por los medios como actores centrales, definen las posturas de los dirigentes de la oposición y eso garantiza Kirchnerismo por los siglos de los siglos. Creo que hasta deberíamos financiar estas manifestaciones a través de un impuesto que sólo pagaríamos los K.

En fin, es la eterna discusión sobre las formas y el fondo. No importan los anuncios, importa que lo hace por cadena nacional.

Juego mi casa contra 100 pé a que a la cadena nacional de la Reina de Holanda no se la perdió ninguno de estos, y hasta la vieron dos o tres veces.

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