¿Qué habrá quedado de aquel muchacho que se enorgullecía de haber ido a cosechar café a Nicaragüa con Daniel Ortega? Nada, me respondo como él en sus columnas, cada vez más plagadas de preguntas retóricas que bien podrían salir de cualquier señora mayor en mal estado.
Se lo nota en estado orgásmico luego del último cacerolazo -como a todos los caceroleros- por lo que suponen un freno a las pretensiones re-reeleccionistas, cosa que sólo instala la oposición -algunos hasta juntando firmas- y otros escribiendo en diarios subsidiados por los RE.PRO. (Lo que demuestra que la diKtadura no sólo financia o ayuda a los medios adiKtos, también con k)
Nombra a muchísimos presidentes que una vez que terminaron su mandato "se fueron a su casa", y nos explica que eso es lo mejor que le podría pasar a "La Señora", aunque "Ella" tiene una ambición de poder que ni siquiera se puede medir. Tanto le gusta el poder que acomodó la Casa Rosada como si fuese suya y no "una inquilina". Obviamente que esto está en sintonía con los que siempre fueron "Los Kirchner".
En fin. Está cambiando, mutando, redescubriéndose, reinventándose, Rogelio.
Si alguien quiere leer a un Gorila hecho y derecho, no lea la columna de ayer de Rogelio. Se va a decepcionar.
Si uno quiere leer a un Cacerola con pretensiones de Gorila conviene leer esta nota que tituló ¿Réquiem para la reelección indefinida?
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