25/9/12

FMI vs. INDEC

Que tarjeta amarilla por acá, que tarjeta roja por allá, que te doy tres fechas, que te sacamos la hinchada de visitante, etc., amenaza "el referí" del FMI, un organismo moral y técnicamente intachable según nuestra propia experiencia.

No me gusta lo que hace esta gente del FMI, eso poner ministros de economía, imponer planes económicos, prestarte guita cuando estás en la mala pero no para que levantes cabeza sino para tenerte agarrado y hagas lo que ellos dicen. No me gusta pero los entiendo: Ese es su negocio, y lamentablemente mal no les va.

Para la Doña uno podría decir que en todos los países que se meten es porque los dejan que se metan. Ahora, con anticuados términos plagados de ideología, se podría decir que siempre son las oligarquías locales las que les abren los brazos para que ingresen a los países.

A los que no termino de entender es a los muchachos y muchachas que sin estar enrolados con el FMI directamente o sin pertenecer a las oligarquías, aplauden y festejan las declaraciones del Fondo. No son más que tristes idiotas útiles.

Nadie les pide que banquen el INDEC, ni nada de eso. Si consideran que el INDEC les miente, bueno, ¿quién es uno para hacerle cambiar la creencia? Nadie se tiene que meter con eso.

El INDEC mide, hace estadísticas. Bien, mal, más o menos. ¡Andá a saber! Lo que estoy seguro que no hace el INDEC es aumentar los precios ni tampoco dice cuánto se tiene que aumentar el salario de los trabajadores. Porque hay que recordar que este gobierno nunca aumentó los sueldos o aprobó una paritaria teniendo en cuenta lo que el INDEC dice. Siempre los aumentos estuvieron por encima de IPC. Lo mismo con la AUH. Claro, esto es tomado como que esos aumentos son "el reconocimiento de la verdadera inflación, y bla-bla-bla"

Entonces me parece -este es el consejo de un otario para los compañeros trabajadores de prensa, trabajen donde trabajen- que convendría enojarse con los que aumentan los precios, y no con los que los miden. Ojo, tampoco se les pide que vayan en contra de los anunciantes, pero un poquito de dignidad no vendría mal.

Hay muchos periodistas que hablan muy lindo, tienen una hermosa vos, son muy elegantes, tienen buena presencia, ocupan lugares importantes en sus medioss, pero repiten giladas escritas por otros que generalmente representan otros intereses que no son los de su clase. (A esos tipos, hace mucho pero mucho, se les decía Medio Pelo)

Serían como la chica de la foto, muy linda, muy bien puesta, muy elegante, buena presencia, pero está haciendo dedo al revés la boba.

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