22/8/12

El imperio tiene sucesora

Mi amigo me pide pista para que le publique un agradecimiento a su médico y más allá que algunos conceptos no los comparta, no soy quien para negarme.
Leamos el brillante relato cuyo título inicia el post.

Por Ramón Víctor Milanessi
Quiero compartir con ustedes mi gran alegría, pero más que nada la de mi gran amigo y médico personal, el Dr. Alberto Licheri.
Por estos días su hija menor se ha recibido de médica y seguramente seguirá la buena senda que le ha marcado su padre quien ha dedicado toda una vida a salvar otras vidas.
Alberto me ha hecho encontrarle sentido a la vida, y seguramente a otros tantos también, inumerable cantidad de veces. Nadie puede creer la edad (39) que tengo ni lo bien que estoy tanto pisíquica como físicamente.
Amo a "los Licheri". Son una hermosa familia. Un ejemplo a seguir.

¡Miren el auto que le compró mi médico a su hija como presente por haberse recibido! Lo que le habrá costado, poco importa. Importa el gesto de amor de un padre a su hija.
La tarde previa estuvimos con mi amigo Héctor retirando los horribles calcos con los que vino de fábrica que decían Roche, Novartis, Roemmers, Casasco, Phoenix, Richmond, Elea, Raffo, Temis Lostaló y Bagó. Valió la pena. Quedó mejor así.

Para terminar, me gustaría traer el recuerdo -casi que no puedo evitar soltar una lágrima de la emoción- el siguiente diálogo entre mi amigo y su hoy hija médica, cuando aún era una niña.

- Papá ¿qué eran esos ruidos raros que se escuchaban anoche mientras vos y mamá estaban dormian?
- Nada hijita; no te olvides que tenemos dos tortugas: una macho y una hembra. Seguramente estaban haciendo el amor.

No se a ustedes pero a mi esa tierna respuesta me conmovió.
Pero mucho más la inocencia en la mirada de su hija a oir ese relato.
Es el día de hoy que ella sigue contando a quienes visitan su quinta y escuchan ruidos raros cuando sus padres duermen, la historia de las dos tortugas con la misma ternura que cuando la escuchó por primera vez a los 17 años.

¡Qué hablen los psiconalistas de pacotilla sobre los perjuicios que los padres, muchas veces sin saber, causan a sus hijos! ¿Qué tienen para decir de esto?
¡Vayan con esas teorias raras a otros países, hijos de puta!

¡Felicitaciones Doctorazo!
Vos te lo merecés. ESTO y mucho más.

Con el afecto de siempre, Ramón Víctor.

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