1/4/12

El debate de los opositores

A nadie hay que explicarle que el periodista Luis Novaresio no es lo que se dice un simpatizante de las políticas del gobierno nacional, ni siquiera de algo que se aproxime.  Tampoco -creo- hay que explicar que no es un militante de la Cámpora.
En la nota que sigue se queja de los intelectuales y periodistas Anti-K que con una lógica binaria -esa misma que adjudican al gobierno- lo obligan a explicar por qué sí apoya la conmemoración del 2 de abril.
 
Habrá que agradecerles a los intelectuales anti K que con su prédica reciente han conseguido que el día de mañana quede consagrado, una vez más, como un punto de desencuentro nacional. Notable la tarea de esta treintena de prestigiosos pensadores, historiadores políticos, sociólogos y periodistas. Tarea cumplida. En este lunes 2 de abril, si conmemoro, soy un mezquino partidario de convicciones terroristas que se enmascara en la política del oficialismo. Acompañar la fecha de mañana es cristalizar el mandato del nacionalismo acrítico y quedar pegado al hecho dictatorial que nació el 24 de marzo de 1976. Dicho todo esto, en palabras de Marcos Aguinis, Graciela Fernández Meijide, Santiago Kovadlof, Beatriz Sarlo y Jorge Lanata, entre otros.

¿Es justo ser espectadores de semejante maniqueísmo? La tarea de un intelectual, ¿sólo implica desentrañar racionalmente un hecho histórico con asepsia absoluta de los sentimientos y circunstancias vividas fuera de los laboratorios del pensamiento por un colectivo social –o parte de él– al que ellos mismos pertenecen? 

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