15/3/11
Ley de medios en Brasil
Desde la invención de la imprenta por Gutenberg, los medios de comunicación interfieren en el modo de vida de la humanidad. La propia Biblia –el libro más editado del mundo– es un ejemplo. En la actualidad, con el avance de la tecnología, la convergencia de medios, donde operadoras de teléfonos se transforman en difusoras de programas televisivos, donde internet se abre para hospedar todas las formas tradicionales de prensa, donde el satélite pasa la frontera de lo nacional, cabe a la sociedad y al parlamento, en nombre de ella, reflexionar sobre el modelo mediático deseado y materializarlo en ley.
La inexistencia de reglas definidas democraticamente implica la prevalencia de la brutalidad de la ley del mercado. El capital estranjero subjugando al nacional, las grandes empresas de telefonía sofocando las emisoras de radio y televisión, la regionalización cultural, informativa y artística –previstas en nuestra Constituición– siendo tomadas de asalto por los enlatados internacionales que llegan a nuestras casas via satélite. Cultura, como bien precisó la Unesco, en en ámbito de la Organización Mundial de Comercio (OMC), no es mercancía y cabe a cada una de las naciones proteger sus expresiones. Es una cuestión de soberanía.
Un país de porte continental como Brasil precisa adoptar mecanismos que preserven las diversas identidades culturales. Para eso, la legislación precisa prever no solo el espacio a la producción cultural nacional, definiendo cuotas obligatorias, pero también garantizando que internamente haya espacio para las diversas expresiones regionales.
En el campo de la información, es necesario garantizar espacios para que sean escuchadas las diversas voces de nuestro Brasil y no apenas la media docena que representan el pensamiento hegemónico de las elites. La Ley debe impedir no solo el monopolio de la propriedad de los medios de comunicación, como también impedir la propriedad cruzada. Dueños de radio no pueden operar en televisión, dueños de diarios no pueden operar en las radios y la comunicación comunitaria precisa tener garantizado su espacio en estos diversos medios, de forma a garantizar un espacio en la esfera pública para el local. Del mismo modo, es necesario consolidar un sistema público de comunicación capaz de llegar a todos los municipios de Brasil.
Es también un momento de resguardar un espacio para la integración latinoamericana y con países de lengua portuguesa. Las necesidades y las vertientes de este tema son múltiples y eso quedó bien expresado en la Conferencia Nacional de Comunicación. Es deber del gobierno que ahora se instala y del Congreso Nacional dar lugar a las reivindicaciones de la sociedad.
Un marco regulatorio para a Comunicación en Brasil no es Censura, por el contrario, es garantia de libertad de expresión para todos.
Texto original escrito por la Senadora Marinor Brito del estado de Pará, reproducido en el Blog de Dilma: Regulação garante liberdade de expressão
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