Yasky y Micheli firmaron un acuerdo en el que se comprometen a respetar el resultado de las elecciones y quedarse dentro de la CTA cualquiera fuera este.
Hasta antes de las elecciones uno pensaba que entre compañeros de la CTA bastaba la palabra, y que si había que firmar algo no era una cosa así precisamente (como si antes de las elecciones estaba claro que no se iba a respetar el resultado).
En realidad uno pensaba que jamás iba a haber una elección interna de estas características, y que la oposición interna serían eternamente los minúsculos grupos de izquierda porteña. Pero las cosas se dieron así. Hoy da un poco de tristeza ver como está la CTA.
Sospecho que esto va a ser una herida muy grave y que va a costar recomponer las cosas al punto en que estaban antes de las elecciones. La CTA no se va a quebrar; nadie se va a ir. La convivencia va a ser difícil.
Se vienen los pases de facturas por los apoyos recibidos/negados y esto va a repercutir al interior de cada gremio. Mejor dicho, los pases de factura, los aprietes, las futuras internas, van a tener que ver más con venganza por cómo jugó cada uno en estas elecciones, que con posturas político-gremiales internas reales de cada gremio.
Pertenecer a la CTA va a ser una carga a partir de ahora. La CTA llegó a su techo.
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