Las declaraciones de Luis Castellano, intendente de Rafaela, son lamentables. Pareciera que no provienen de la improvisación, sino que resultan de una concepción de la política y de la actividad partidaria también lamentables.
Participar de una elección interna apoyando una candidatura, y tras perder decir que no lo expresa el resultado y que no votará la lista partidaria, habla pésimamente de la ética personal y la concepción política. Y peor todavía si viene de quienes, con pose de sabiduría peronista, recitaban hace poco que “quien gana conduce y quien pierde acompaña”.
Pésimo para el partido por el que es intendente; pésimo para la candidata que apoyó, que integra la lista; pésimo para con Omar Perotti, a quien compromete en una definición de manera burda e innecesaria.
Pésimo para el partido por el que es intendente; pésimo para la candidata que apoyó, que integra la lista; pésimo para con Omar Perotti, a quien compromete en una definición de manera burda e innecesaria.
Perjudicial para la tarea de reconstruir nuestra fuerza política para que sea una oposición eficaz frente al gobierno de Macri, y una opción de gobierno nacional para 2019; y perjudicial asimismo para el desafío de volver gobernar Santa Fe.
Análisis cuanto menos absurdo, además, porque no es cierto que la lista nacional ponga un techo a su –mezquino y torpe- afán localista, ya que no hay diferencia sustancial en los votos a concejales y a diputados.
Si se mira en el espejo del cordobesismo que tiene al lado, o la caída del massismo tigrense, verá que el electorado antiperonista no compra segundas marcas cuando las hay primeras. También podrá ver que CAMBIEMOS no sostiene opositores chupamedias, sino que apoya sus propios partidarios, como los que triunfaron cómodamente en Rafaela. Ni Roma pagaba traidores, ni sirve para mucho un limón exprimido, ni hacen historia los dadores voluntarios de gobernabilidad.
Su actitud favorece de manera obscena y evidente al gobierno oligárquico, que es el que conspira contra el desarrollo económico y social del país en general y de Rafaela en particular, a la que dice defender. Esa actitud mezquina resulta también provocadora y rupturista en términos de cohesión partidaria, y promueve el internismo faccioso y el revanchismo.
Seguir su lógica llevaría a perjudicar a los candidatos a concejales y trabajar en su contra por la actitud de sabotaje que el intendente vuelca sobre la lista nacional. Hay que evitar caer en ese juego que propone, que sólo favorece a nuestros enemigos.
Me parece, además, que se equivoca hasta en el juego cortito y que hace mal la cuenta aún desde la mezquindad.
Mi deseo es que haya sido sólo un mal momento y que corrija pronto semejantes desatinos.
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1 comentario:
Si es por un tema de ética partidaria, no es un mal comentario, pero si todo ello se basa en quien conspira contra el desarrollo, no es un buen argumento ya que el peronismo y el populismo y el socialismo tienen los conceptos que nos han anclado en el subdesarrollo en los últimos 70 años!!!
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