27/11/15

Una mirada desde México sobre el futuro de Argentina

... Toca ahora a los responsables políticos, a la ciudadanía activa, revisar los errores cometidos, buscar las razones de la insatisfacción que en el tramo final perfila los votos perdidos, pero este balance no debería quedarse en las críticas a los protagonistas, ni mucho menos en el desgarre interno de un movimiento tan complejo como el peronismo, que aún conserva cargos de representación y fuerza de masas, es decir, la posibilidad de actuar bajo las nuevas circunstancias en condiciones inéditas de convivencia democrática. En este como en otros casos, ir al fondo significa hacer el balance de la época, considerando los cambios ocurridos en el guión de la situación global y, muy particularmente, en el contexto de la gran crisis cuyas secuelas siguen determinando las opciones del país, incluyendo el resultado de las urnas. Cuánta razón le cabe a Joaquín Estefanía al escribir que en general hoy somos Más pobres, más desiguales, más precarios, menos protegidos, más desconfiados, menos demócratas. Y eso, a querer o no, también cuenta para Macri.

Sin duda, América Latina tiene que repensar presente y futuro sin pretender que hay una alternativa a la mano al alcance de la voluntad popular. Mucho se ha criticado el ideologismo de las fuerzas que actúan contra las inercias del sistema, sin ver que, por el contrario, son éstas las que derivan su poder de atracción de la capacidad multiplicada por los medios para anclarse en el sentido común, es decir en ideología predicada como verdad única, natural, como la impostación de sentimientos, emociones e intereses que en rigor pertenecen a las minorías privilegiadas que comandan la vida pública y privada en nuestras clasistas sociedades. Me parece muy sugerente la manera en que el filósofo Tatián nos muestra cuál es la aportación del kirchnerismo, su singularidad y su diferencia con el macrismo. “El kirchnerismo –afirma– es una subjetividad ideológica y una fuerza cultural que orientó sus políticas públicas por la idea de igualdad, por la extensión de los derechos sociales, por la transmisión de la memoria, por la construcción de lo común. Desde el peronismo histórico, nunca una subjetividad social había hecho irrupción con tanta nitidez y con una proyección generacional tan extensa. En las antípodas, Macri le habla al pueblo como si se tratara de una muchedumbre de emprendedores que, gracias al talento individual que él les va a ayudar a desarrollar, serán exitosos y felices. Para eso es necesario liquidar el pasado, desentenderse de las dificultades ajenas y mirar hacia adelante”. El emprendedorismo individual que promueve el discurso macrista puede efectivamente ganar elecciones, generar expectativas económicas e introducir cambios culturales, pero no producir una subjetividad transformadora. La historia apenas comienza.

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