Está eufórico. Está incontenible.
Desde que se enteró del homenaje no paró de contarlo e invitó a todos sus amigos a la cancha.
Desde este lugar en el que preferimos que sean jugadores de fútbol los que practiquen ese deporte, también homenajeamos a quienes -aún en sus peores momentos, o sea toda su carrera- no vacilaron un instante y siguieron bancando a Tito, llegando incluso a agredir fisicamente a los desde una cómoda platea lo insultaron.
Uno de esos siempre fue Yayo.
Se merecía esta plaqueta y que sea el propio Tito Ramírez quien se entregue.
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