30/4/12

Una clase de política por Miguel Del Sel

—¿Cuál sería la paradoja?
—Que la gente apenas vio el ejemplo se enganchó y colaboró. Pese a su realidad. La escuela del barrio parece más una cárcel. Por fuera todo deteriorado y oxidado y por dentro todo enrejado porque le entran a robar. Y ahí van 1.200 alumnos y no tienen baños porque les habían prometido arreglárselos y no lo hicieron. ¡Están funcionando con 6 baños químicos! A media cuadra, la comisaría: una piecita de 2 por 2, con dos policías que no tienen patrullero. A 20 metros queda el dispensario que lo habían preinaugurado con bombos y platillos pero lo dejaron abandonado luego. Le cortamos yuyos de más de un metro de alto. El dispensario viejo fue abandonado porque hicieron el nuevo pero lo dejaron inconcluso, le falta más del 30 por ciento. Conclusión: no funcionan ni el viejo ni el nuevo. Los vecinos no tienen dispensario. Cerca hay una escuelita secundaria a la que también le cortamos un yuyal terrible. Al barrio le hicieron el asfalto a la misma altura que las veredas y por eso cuando llueve se inunda todo y el agua entra en los patios y en las casas. Esta realidad es la que viven muchísimos vecinos en los barrios de la ciudad, de la provincia y del país, porque llevo recorrido toda la Argentina. Acá es donde está la ausencia de los políticos y la efectividad de sus bombas de humo.

—La ausencia queda clara en su relato pero, ¿a qué refiere con bombas de humo?
—A que llama la atención, por ejemplo, de que ya no se hable más de Malvinas cuando parecía que estábamos a punto de entrar en guerra con Gran Bretaña. Ayudó a desviar la atención de la corrupción del vicepresidente (Amado) Boudou, como la pelea con (Mauricio) Macri por lo de los subtes ayudó a tapar la de los trenes, luego del accidente de Once. Estas son bombas de humo. nota completa. 

Esto que acaba de leer, querido amigo, puede parecer un disparate. Una mezcolanza de temas con los que se pretende decir mucho cuando en realidad no se dice nada, dirá uno cualquiera que se pretende politizado. Pero no es así. Este es claramente el discurso político de Miguel Del Sel sin errores.

Cualquier otro por los yuyos criticaría a Corral, por el dispensario y la escuela a Bonfatti y por YPF, Malvinas y Boudou al gobierno nacional. A él los yuyos altos le sirven para pegarles a todos, porque todos son los que él dice no ser. Él no es político como tampoco lo es la mayoría de la gente.

Del Sel plantea que el problema son los yuyos altos. Él, como simple ciudadano, puede organizar a un grupo de gente para que los corte. ¡Imagínese ahora lo que haría si un día controlara el estado y todos sus recursos!

Simple, muy simple. Casi primario, casi de primate. Pero justamente por simple difícil de atacar. Para desmoronar este discurso es necesaria una explicación muy larga y Del Sel ya sabe que nadie escucha o lee tanto, y que cualquier explicación que se le pueda dar es una simple excusa de político.

La peor respuesta es pensar que es un bruto o decir que no es serio porque se disfraza de mujer. El peor error es no poner en evidencia que es un discurso político de un político.

1 comentario:

pancho dijo...

que tipo de mierda ! TODOS ESTOS DEL PRO SON LO MAS GARCA QUE HAY!