Sentí una mezcla de vergüenza y repugnancia al recibie centenas de comentarios de mis lectores de mi columna sobre el cancer de Lula. Se fuesen apenas una docena de comentarios no me tomaría el trabajo de responderles. Fue un aluvión de ataques sin ningún respeto, deshumanizados, rabiosos, mostrando placer con la tragedia de un ser humano. Pude ver algo más profundo.
Centenas de mails pedian que Lula se no se atendiera en un hostpital de elite para mostrar su solidaridad con los más pobres. Es una estupidez sin tamaño. ¿Qué es lo que provoca tanto odio de una minoría.
Lula tuvo muchos problemas y merece ser criticado por muchas cosas, comenzando por una connivenicia con la corrupción. Pero no fue un dictador, mantuvo las reglas de al democracia y a la economía en crecimiento; invirtió como nunca en lo social.
En el caso de su cancer trató su enfermedad con extrama transparencia. Es un caso en el que todos se deberían solidarizar con esta tragedia ajena.
Sospecho que la interactividad democrática de internet es, por un lado una avance del periodismo y, por el otro, una puerta abierta para desagotar el resentimiento y la ignorancia.
Esto significa que uno de nuestros papeles como periodistas es educar a los "e-lectores" a comportarse con un mínimo de decencia.
Columna de Gilberto Dimenstein, en Folha de São Paulo.
3 comentarios:
Qué gran parecido con nuestro país!
Se ve que gorilas hay en todos lados.
Nada mejor para oponer a la amarga corriente de mala onda de la derecha antipatria, de aquí y de allá, que extender un simbólico manto protector para todos los Presidentes, actuales y pasados, que han luchado por la unión latinoamericana y el progreso de sus pueblos.
Ellos merecen todo nuestro respeto y colaboración como argentinos de bien.
Las brujas no existen, pero ... elevar nuestro pensamiento de protección con toda la sinceridad de nuestros corazones logrará obrar maravillas y conjurar la inmunda perversión de quienes una vez escribieron "viva el cáncer".
AMEN
Saludos
Tilo, 70 años
Como dice Dolina, Internet es un ámbito muy propicio para los sicópatas.
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