20/9/11

Recuperando el tiempo


Dicen que está bien escrito y tiene buenas historias. Yo todavía no lo tengo porque cada vez que voy a la librería que lo vende está cerrada.

Aún así hay algunos que le auguran un gran éxito editorial y otros, que directamente apuestan más, se animan a escribir un prólogo para una quinta edición.
La tapa que aquí se reproduce del libro es la esa posible quinta edición que vendrá prologada por quien se adjudica el descubrimiento del talento del autor.
Transcribo algunos párrafos de ese prólogo:

"Me considero un amigo de Nico. No de somos de andar pegoteados ni de andar jugando a las visitas a nuestras casas, pero cada vez que puedo, y sobre todo desde que su libro se vende más que mi diario, cada vez que puedo -perdón por la reiterada reiteración- digo orgulloso que es mi amigo.
Cuando llegó al diario a pedir trabajo yo no lo atendí. Vino con una carta de recomendación de un tal Amarilla que aparentemente había tenido otro diario en Santa Fe.
No sé cómo pero al otro día ya estaba trabajando. Miré su tarjeta y se confirmó mi sospecha: El primer día llegó tarde, pero hice como si no pasara nada y lo suspendí 4 días nomás.
A la semana siguiente, cuando retomó sus actividades, faltaba gente en la sección deportes y ahí lo mandaron. Yo seguía sin conocerlo."

...

"Todos en el diario conocen mi sensibilidad, mi hombría de bien, mi dedicación full time al buen trato y al afianzamiento de las relaciones humanas, como así también el desprecio por aquellos que caen en la autoreferencia a la hora de escribir.
Fue precisamente esa autoreferencia la que me produjo un, digamos por llamarlo de alguna manera, encontronazo con Nico. Leí una nota en mi diario en la que se hacía una alabanza a un estilo de jugar al fútbol que se emparentaba totalmente con la línea política y editorial de mi diario, y quise felicitarlo.
Un día que no estaba en el diario, porque lo mandaron a cubrir el entrenamiento de Pucará, fui hasta su escritorio para revisarlo. Estaba muy bien adornado por una foto de Silvia Pérez, otra de Noemí Alan, y una más de Silvia Peyrou que lo tenía abrazado. Un cholulo, pensé, hasta que un tiempo más adelante me contaron que se la había sacado en una velada de boxeo que había ido a cubrir para mi diario.
La siguiente foto fue la que más me llamó la atención y que me hizo entender el motivo de aquel escrito de Nicolás en favor del fútbol de Carlos Bilardo. Y era una foto del mismísimo Bilardo. Aquel artículo de Nicolás se deshacía en elogios a la figura del entrenador y caía reiteradas veces en una desmesurada autoreferencia a sus propios gustos futbolísticos.
Lo esperé pero no apareció en el resto del día. Poco me importó y traté de que el tema no pasara de ahí. Solamente lo suspendí una semana."

...

"A fines de 2008 se apareció un mi oficina con un borrador. Me dijo que estaba escribiendo un libro sobre la historia del diario La Provincia, más específicamente sobre Juan Amarilla, me explicó. Le pregunté si él había trabajado en ese diario y me respondió que no, pero que algunos amigos sí.
Sospeché algo raro y le pregunté ¿quiénes eran esos amigos? Gustavo Castro y Maximiliano Ahumada respondió sin dar vueltas. Me alegró la respuesta de Nico porque fue veráz. Recordé entonces aquella carta de recomendación y rápidamente deduje que era falsa.
Lo mandé a trabajar. Dejé el borrador en un cajón. Tomé el teléfono y llamé a la oficina de personal para que los suspendan 15 días.
Ese fue nuestro primer encuentro y evidentemente me quería hacer editar un libro de otros."

...

"Hoy me toca presentarles este libro, o mejor dicho, volver a presentarles la quinta edición de este libro, la cual me siento honrado en prologar. Una honra que va mucho más allá de mis propios méritos. Este prólogo que por razones de espacio no pudo aparecer en aquella primera edición es uno de mis mejores escritos, pero no quiero hablarles de mi porque ya todos me conocen y saben de mi calidad humana.
Hoy que ya no trabajamos justos con Nicolás siento un gran orgullo de aquel muchacho al que sólo ví una vez en persona porque teníamos distintos horarios en mi diario.
Siento como que un hijo mío, a ese al que vos le enseñás sus primeros palotes, ha llegado al lugar que quería. Fueron 4 años que trabajamos juntos, y mucho.
En algunos párrafos de este libro podrán ustedes advertir mis influencias, incluso algunos de mis clasicos yeites.
Amilcar Brusa recibió de manos de Monzón, como homenaje, una plaqueta que como dedicatoria decía "A mi mejor maestro". Brusa respondió que él debería regalarle una con la leyenda "A mi mejor alumno" ¡qué identificado me siento con Brusa!
Gracias Nicolás. Gracias por este libro.
Gracias por no olvidarte de mi."

Y eso. Así termina el prólogo.
Ni una palabra del libro de Lovaisa.
No se sabe siquiera si lo leyó, si por razones de espacio alguien suprimió algunas partes, o qué.
Voy a tener que leerlo para saber de qué se trata.
Espero encontrar abierta la librería.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Identificado con el Juez Vrusa se puede sentir este hijo de puta de Monzón.

Anónimo dijo...

la librería que lo vende es la del funcionario k ñoqui de palo oliver?