Polémico mercado

Se abrió en la ciudad de Santa Fe, en calle 1º Junta 3636, el primer Mercado popular que ofrece carnes, pollos, pescados, verduras, frutas y panificación al mejor precio y calidad. Todo esto lo logró el compañero Eduardo Castro solito, y gracias a las políticas nacionales. Además se crearon 15 nuevos puestos de trabajo.

A cosas como estas las veíamos sólo por TV porque mercados como estos sólo se abrían en Buenos Aires y siempre "en el medio de una gran polémica" por la presencia de quien es EL ÚNICO POLÉMICO del país, es decir Guillermo Moreno.

Ahora, ¿de quién es la culpa que en Santa Fe no hayamos tenido mercados con estos precios? o ¿por qué no se hicieron antes?

En primer lugar de los gobiernos provinciales y municipales. Alguien sabe decirme ¿Quién es el secretario de comercio provincial? ¿el municipal? O si no hay, ¿cuál sería el organismo equivalente o lo más parecido a lo que es la Secretaría de Comercio de la Nación?

Claro está que en caso de existir no va a dedicarse a hacer "quedar mal" al gobernador o al intendente pidiéndole a los supermercadistas, o a las grandes cadenas de supermercados, que bajen los precios. Eso sería una locura.

Entonces es lógico que "la doña" mirando en TV una noticia como que el asado en Buenos aires se consigue a $ 12, diga "mirá como miente esta loca!" o "¿En qué país vive esta yegua. 12 pesos el kilo de asado...?", cuando acá se paga $45 en las carnicerías, o como oferta en los supermercados a $35.

"Ja-já, seguro que el Castro ese, cuatrerea o es amigo de un porteño que le manda la carne subsidiada", podrá decir nuevamente "la doña". Y no doña, ¿sabe que no?.

Cuando salió el primer acuerdo de precios que se llamó "Carne para todos", luego "Milanesas para todos", llegando semana santa vino "Merluza para todos", y más tarde "Pollos para todos", el gobierno provincial no adhirió, y no porque acá nos sobre la guita; simplemente por no quedar pegado a una política de la Secretaría de Comercio del polémico Moreno, y lo único que hizo Eduardo Castro fue llamar desde el teléfono de su casa a la Secretaría para preguntar "che, ¿cómo es eso? ¿cómo se hace para vender a ese precio?", y a los 10 minutos lo llamó el mismísimo "polémico Moreno".

Le explicó como era y que a los dos o tres días tenía el camión con lo que pedía en la puerta de su carnicería. Y así de simple fue.

Cada vez que Eduardo Castro quiso adherir a esto llamó, se anotó, hizo dos o tres papelitos y salió al frente bancando las políticas nacionales desde una carnicería en Barrio Centenario so-li-to-mi-al-ma.

Es justo repartir las culpas también, porque si un particular (por más peronista que sea el gaucho) puede hacer una cosa que el estado santafesino se niega a hacer, ¿cómo no salieron antes los dirigentes locales del peronismo, o para ser más claros del kirchnerismo, a incentivar o a por lo menos difundir esto?

Y la respuesta es simple: por cagones.

La interna que pasó sirvió para que tengamos candidatos de todos los peronistas. Pero también sirvió para ubicar a cada uno de los vendedores de votos en su justo lugar. No tenían esos votos ni tenían siquiera conocimiento de las calles de la ciudad que decían representar. Ya no tienen retorno y muchos ya son cadáveres políticos.

También la interna ubicó a Agustín Rossi, que ya no puede manejarse como el presidente de una agrupación estudiantil universitaria. Ahora es "Agustín para todos" aunque sería mejor un "Agustín de todos".