4/2/11

Sensaciones Pingüinas

El 1 de Febrero fue un día que no olvidaré jamás, el día de la inauguración de una obra impresionante que además de la increíble inversión, tiene el valor agregado de los corazones y sueños de santafesinos y entrerrianos.

Un martes, no convencional. Muchas personas, varones, mujeres, pero sobretodo jóvenes estuvieron presentes en la inauguración, desde temprano, preparándose con sus trapos, remeras, haciendo el aguante, la previa en el lugar montado para recibir a Cristina. Contentxs, emocionadxs, llenos de esperanzas, creyendo, sobretodo creyendo y sintiendo que forman parte, que están incluidos y son importantes…eso la juventud, hace mucho que no lo sentía, ahora han recuperado su participación , han recuperado el espíritu, han revalorado la militancia, no solo partidaria, sino toda militancia con compromiso social y cultural. Ahí estaban decenas, cantando, alentando, emocionándose …

Cuantas postales me llevó de ese día, mujeres con sus hijxs, gente mayor que se llevaba sus sillones para estar preparados en la espera, sus equipos de mate, llevaban su sonrisa y contentura. Esa sensación parecida a la vivida en el bicentenario, donde todos nos sentíamos hermanos, del palo, contenidos por nuestros compañeros, compartiendo un sentir, el de confiar más que nunca en nuestra presidenta, compartiendo el orgullo de tenerla al mando, tan guapa, tan fuerte, tan argentina. Nuestra Cristina

El calor era agobiante, pero valía la pena aguantar. Más tarde vendría el atardecer, junto con Cristina y nos traería una caricia de frescura.

Heladeros, vendedores de banderas argentinas, formaban también parte del folklore en la 168. Desfilaban colectivos, trafics y autos por doquier. Todo era festejo en la autovía.

Ya se acercaba el momento en que llegaría el helicóptero con la mandataria. Un cartero de ceremonial de la nación, decía en voz alta: “Cartas para la presidenta, quien tiene cartas para la presidenta” y juntaba en sus bolsa múltiples cartas para Cristina. Cartitas hechas de puño y letra de gente común que le quiere decir cosas a ella. Un señor grandote de voz fuerte y presencia muy varonil, parecía de repente un niño emocionado entregando su carta. “Tomá, daselá a Cristina. Tomá, tomá quiero que la lea mi presidenta” decía en un momento, donde esa imagen de hombre de temer se transformaba en algo tierno y sensible. Otra señora se apuraba a escribir su carta delante de mí en donde se podía leer. “Cris: Gracias por todo lo que me diste, las mujeres te agradecemos de corazón”, Cris, Cristina…la llamamos con su nombre propio con una naturalidad increíble, porque la sentimos cerca, muy cerca.

Se vio bajar el helicóptero, todos empezaron a gritar: “Ahí viene Cristina, ahí viene Cristina” Entonces fue el momento que el locutor del acto dijo: “Siendo las 19.30hs en punto estamos en condiciones de afirmar, que tenemos entre nosotros a la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner. La ovación fue increíble, la emoción desbordante, la fuerza multiplicada.

La gente le cantaba: “Cristina, a vos mi corazón”, profundo, un pueblo que AMA a su presidenta, es muy grande. Que la gente te cante, diciéndote que te da el corazón. Es único. Cuanto amor, mucho amor. Nada ni nadie puede contra eso. Hay que construir desde el amor, la pasión y la libertad. Todas palabras repetidas incansablemente por ella. No recuerdo muchos mandatarios, además de Néstor, que nos hablaran de amar lo que hacemos, de decidir sobre nuestras vidas, de ser felices en la diversidad de nuestra cultura. ..

El discurso: emocionante, contundente, impecable, como siempre.

El término del acto, una fiesta. Ya atardecía, la luz era diferente, todo se ve más nítido cuando atardece, las caras cansadas pero felices. Los fuegos artificiales empezaron a hacer su espectáculo, dándole el cierre al festejo, muchos bailaban al ritmo de los redoblantes y se sacaban fotos como souvenir de recuerdo. No faltaron claro, los choripanes y gaseosas para alimentar y refrescar el cuerpo cansado.

El mismo martes un poco más temprano, Cristina se reunía con el cineasta Leonardo Favio para designarlo Embajador de la Cultura y es con las palabras de Favio que voy a termianr esta crónica:

“Es una gran mujer, de gran talento y gran belleza y es un orgullo ver los noticieros del exterior cuando la muestran hablando e improvisando con coherencia sobre cualquier tema. Cualquier país se sentiría orgulloso con una presidenta así. A mí me sucede y a cualquiera que tenga algo en el cerebro le sucede. Ella es hermosa.
Caro Pérez
Actriz / Comunicadora

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