Eso me pasa cuando escucho a este egresado -y con honores- del Instituto José Narosky, con sus frases hechas, sus aforismos, sus lugares comunes y tan comunes que ofenden a la inteligencia, pero que a la vez dejan la sensación de detestar lo común (esta es casi una rabineada).
Ayer por la mañana habló con Castro (el malo) y dijo más o menos esto, bancando las posturas del macrismo a la vez que aprovechó para pegarle al gobierno de Cristina:
Nosotros veníamos desarrollando un trabajo en lo social como acostumbramos, como también de prevensión y de seguridad ciudadana, cuando y bueno evidentemente ya ayer nos encontramos con algunos referentes de Soldati, Lugano, de la Comuna 8, preocupados por la preocupación de todos y fundamentalmente volviendo a una situación de pensar en orden como los derechos que están pendientes no avasallan los adquiridos.
Hay una lista de temas pendientes. Lo que la gente, en palabras sencillas plantea que tiene miedo, que es inhabitable, que es descontrolado, que los vecinos tiene que pensar como va a cuidar lo que tienen y donde viven. No tienen una posición antagónica con aquellos que tiene necesidades insatisfechas, pero si tienen una gran preocupación de lo que significa distinguir entre el orden y la anarquía. Este tema no es un tema ni de izquierda ni de derecha, ni de nativos ni de extranjeros, sino hay un primer orden que está avasallado y, diría desintegrado en la Argentina, que es la falta de políticas de estado, con la responsabilidad de todas las jurisdicciones, para que la política le resuelva problemas a la gente, y no ser espectadores del bochorno de ver la discusión entre dirigentes sin proponer ni traer soluciones. Yo creo también es muy importante que los ciudadanos, que no somos meros habitantes expectadores, dejemos de plantear, digamos, que nos conmovemos y hay que empezar a moverse y empezar a plantear de que se vayan todos los que no nos satisfacen, como lo decíamos hace 10 años, nos metamos todos y participemos, ya no ya no desde la solidaridad sino desde la responsabilidad porque todos entendemos que justamente hacen falta políticas de estado. Y para eso hacen falta política y hace falta estado.
No es para nada admisible que habiendo tenido una presidencia de UNASUR no haya un política convergente del MERCOSUR y de Latinoamérica para que para que los inmigrantes, este es un país que se hizo con inmigrantes, lleguen en condiciones que están previstas. Es decir uno hace inmigración pero también hace desarrollo rural en un país de la extensión de la extensión de la Argentina que tiene tantas oportunidades. Plantea no asistencialismo sino políticas de desarrollo y políticas de integración con trabajo como las hicieron nuestros abuelos.
Al mismo tiempo no deja zonas liberadas porque no le tiene miedo a la palabra orden, que no es represión, sino asignación de prioridades en los recursos, como al mismo tiempo soluciones programas porque nadie absorve 3 millones de hermanos latinoamericanos en una situación de descontrol y tambien de demagogia, porque si uno entrega 500.000 DNI sin ningún tipo de previsión, y al mismo tiempo sin ningún tipo de control, uno no puede confundir inmigrantes con delincuentes, en un país como el nuestro que está zona liberada sin radares sin políticas contra el narcotráfico, sancionado intenacionalmente por las malas prácticas para no evitar el lavado de dinero, y al mismo tiempo que el déficit habitacional se tiene que entender con la inflación que erosiona lo que toda esta gente que estaba hasta el día de ante ayer, estaba en un lugar pagando un alquiler, se le hace insostenible, pero uno no puede admitir que tomen el espacio público para tomarlo como propio. Justamente la inflación, el descontrol, porque una cosa es gfene que está en espacios públicos porque no tiene solución habitacional y otra cosa es la omisión de dejar que algunos se apropien, exploten y sometan a otros porque hicieron de lo público algo privado para el usufructo.
Uno no puede decir que no va a utilizar las fuerzas públicas de seguridad, no para reprimir pero si para ordenar, y dejar a las mismas barras bravas qeu uno llevó a Sudafrica, que uno financia para la política, y para determinadas prácticas fuera de la ley, y dejar zonas liberadas como estas 100 hectáreas, en una pelea casi al borde de la desintegración social que tantonos cotó en el 2001, y ahora tenemos un país que crece entre el 5 al 7% hace 7 años, y tenemos niveles de inequidad que se hacen inadmisibles, que mínimamente tiene que estar administrados por la presencia de un estado donde lo nacional, y de alguna manera lo urbano tiene que estar articulados, y acá tenemos responsabilidades muy claras de quienes son los que hace años no se sientan a conversar con absolutamente nadie y más allá de las cisrcunstancias de duelo, es hora de que los cambios no sean solamente de forma sino de fondo.
Yo creo que hay que ser muy cuidadoso sobre estos términos porque evidentemente independientemente de lo que cada uno plantea, tenemos que evitar que un tema complejo y multidimensional, se lo simplifique como si fueran declaraciones de discriminación o de xenofobia de una lado, o del otro lado de una especie de apertura solidaria que parece romática e irresponsable cuando ese amor fraternal tiene que estar traducido con asignación de recursos y condiciones de derechos humanos, que no son solamente que hay que reivindicar cuando fueron profanadas, sino que sino que son los presentes y pendientes, donde yo te diría para no extenderme que hay una mala asignación de prioridades.
Porque yo pregunto ¿Cuantas soluciones podríamos darle a nuetros hermanos inmigrantes, con por ejemplo, lo que malgastamos diariamente en -por ejemplo- Aerolineas Argentinas? Para tomar un ejemplo con subsidios cruzados, o con situaciones que no tiene que ver con estas prioridades.
Entonces yo lo que trato de plantear con esto, sobretodo para ser portador de los vecinos y al mismo tiempo del sentido común: No cometer nosotros como ciudadanos el error, como espectadores, de pensar que esto es tomar parte por uno u otro referente político. Nosotros tenemos que tomar parte por el bien común. No dejarnos correr ni por izquierda ni por derecha, porque los derechos humanos no son de derecha ni de izquierda y desde el año 94 tiene estatus constitucional. O sea que no hay que reivindicarlo, hay que cumplirlos con políticas de estado concensudas, para los cuales necesitamos leyes, necesitamos un congreso que delibere, y no que vote por confrontación ni por pagos. Necesitamos un poder judicial que audite. Necesitamos fuerzas de seguridad, donde hay que terminar con esta idea de que cuiando uno habla de fuerza de seguridad habla de represión, o de que quiere volver al tiempo que ya superamos y pasamos que no vamos a olvidar, pero que no podemos por eso dejar de hacer las cosas que están pendientes. Por eso yo vuelvo a la idea de que la ley, que la constitución, y la moderación de centro sigue pidiendo que en el marco de la ley todo, y fuera de la ley absolutamente nada.
Y para esto tiene que volverse todo al punto anterior. Los terrenos tiene que ser liberados. La gente tiene que volver al lugar donde estaba y de manera ordenada, progresiva y consensuada, entre ciudadanos representados y representantes, encontrar soluciones prácticas donde la ideología es resolverle los problemas a la gente y no ver quien tiene razón entre los que confrontan por nuetra opinión, por nuestra adhesión, y dentro de pocos meses por nuestros votos.
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