28/11/10

Boleta única, quilombo múltiple

En la foto, el "Lilito" Pablo Javkin
(el primero de la izquierda, sin que esto implique una
definición ideológica) festejando.


En la última sesión del año de la Legislatura santafesina, y "entre gallos y medianoche" como se dice en el campo, el Senado provincial sancionó una reforma al sistema electoral para que las elecciones provinciales y municipales del año pasado se hagan bajo el sistema de "boleta única" separando los cuerpos que corresponden a las distintas categorías de cargos en disputa (gobernador y vice, senadores y diputados provinciales, intendente, concejales y comisiones comunales) en los comicios que todavía no tienen fecha cierta, pero serían en el mes de julio.

La iniciativa tuvo su origen en la Cámara de Diputados, a partir de un proyecto de Pablo Javkin (ARI-Coalición Cívica), el referente elegido por Elisa Carrió como candidato a intendente de Rosario en la construcción de una alternativa por fuera del gobernante Frente Progresista Cívica y Social; lo cual no es un dato menor: al igual que en la Cámara de Diputados de la Nación, la chaqueña parece poseer el secreto de imponer su agenda al conjunto de fuerzas no kirchneristas, incluyendo al peronismo federal en la mismísima provincia de Reutemann.

El proyecto sancionado plantea identificar en las boletas a los candidatos con su nombre y foto (un rubro en el que, paradójicamente, su originario impulsor podría verse perjudicado), y un casillero al costado para que el elector marque con una cruz el de su preferencia, incluyendo uno para el voto en blanco, y sin que hayan boletas en el cuarto oscuro, ni éstas sean introducidas en un sobre previo a ingresar a la urna.


Las argumentaciones a favor en una y otra Cámara (compartidas por los legisladores del oficialismo provincial y no pocos del peronismo federal) provinieron de lo más rancio de la antipolítica: denuncias al voleo de robos de voletas, deslegitimación de la práctica tradicional de repartir votos casa por casa para que el elector los lleve el día del comicio (ambos argumentos a su vez contradictorios entre sí), disminución del costo de impresión de boletas, entre otros, como
puede verse acá.

Pero además de las complicaciones del sistema, la modificación provocó estallidos en oficialistas y opositores: el referente del kirchnerismo Agustín Rossi salió a criticar frontalmente el proyecto, y a pedir al gobernador Binner que lo vete, infructuosamente
como podemos ver acá.

La votación dividió aguas hacia el interior del peronismo provincial, y puso más lejana todavía la posibilidad de una unidad de cara a los comiciones provinciales donde los peronistas (kirchneristas y federales) pretenden recobrar el gobierno de la provincia perdido a manos de Hermes Binner en el 2007; en una semana en la que Jorge Obeid sacudió el ambiente con declaraciones en las que afirmó que, si Reutemann se decidiera a competir por la presidencia, ganaría la elección derrotando incluso a Cristina Kirchner, dato que las encuestas conocidas estos días desmienten ampliamente.


Los federales se abstuvieron en Diputados (mientras el FPV votaba en contra con el mismo tenor de críticas que hoy hace Agustín Rossi), pero en el Senado prestaron sus votos que a la postre resultaron decisivos para que el proyecto se convierta en ley, con la sóla excepción de la abstención de Ricardo Spinozzi, senador por el Departamento General López, presidente del PJ provincial y precandidato a gobernador, quien procedió así argumentando que no deseaba fracturar al peronismo (?) ante la oposición que al proyecto expreraron los dirigentes del Frente para la Victoria, gesto meramente simbólico si se considera que los senadores reutemanistas (amplia mayoría en el bloque) votaron todos a favor, y argumentaron incluso en el recinto las bondades del nuevo sistema.


Pero dentro del Frente Progresista las cosas no fueron mejores: hay durísimos cruces y pases de facturas dentro del radicalismo, cuyos legisladores votaron la iniciativa a favor en Diputados bajo la suposición de que nunca pasaría el filtro del Senado, logrando de ese modo una postura "testimonial" simpática para ciertas ong's de la antipolítica, como Poder Ciudadano y Conciencia, con influencia en el tradicional electorado radical de clase media.


Y es que la sanción de la boleta única perjudica directamente las chances de Mario Barletta (intendente de Santa Fe, virtualmente proclamado candidato a gobernador el miércoles por la Convención Provincial de la UCR) para llegar al sillón del Brigadier López, las que se basaban en el despliegue de la estructura territorial del radicalismo (terreno en el que llevan ventaja al socialismo) y en su red de militantes y comités dispersos por todo el territorio provincial, más que en su propia gestión municipal o el conocimiento de su figura.


Algo parecido sucede en el peronismo, en perjuicio en éste caso de Agustín Rossi, el candidato kirchnerista a la gobernación, y de allí que las versiones sobre un pacto entre el gobierno de Binner y el peronismo federal vayan ganando espacio, sumadas a las que dan cuenta de una percepción generalizada en ciertos niveles dirigenciales del peronismo provincial: el Frente Progresista volvería a imponerse el año próximo en las elecciones provinciales cualquiera sea la arquitectura electoral del PJ y el FPV.


Por tal razón y ante el mutismo de Reutemann (alejado además de la conducción nacional del peronismo federal nacional), muchos dirigentes del peronismo federal santafesino están pensando en "salvar la ropa" como quien dice en sus respectivos distritos, poniéndose al amparo de una derrota provincial.


Y tampoco faltan quienes dicen que el engendro gestado en la Legislatura obedece a la difusión de encuestas sobre imagen e intención de voto de cara a las elecciones nacionales de octubre, como ésta que podemos ver acá, donde aparecen publicados datos del encuentador preferido de Reutemann.

¿Será así?

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