41

Pasó el festejo del Bicentenario y como se suponía que estaban todos mis amigos en Santa Fe, me largué a hacer mi festejo del 41 aniversario. Me hicieron posar junto a la olla de locro, pero está claro que tengo pinta de cocinero. Fueron algunos compañeros de trabajo... Algunos amigos... Mi viejo, que no quiso mirar a la cámara cuando le explicaron que era para el blog... Estuvo Laeveín, como siempre, cuidándome las espaldas (no se sabe de qué) Este llegó como amigo y se fue como no se qué. A lo mejor no me vuelve a hablar. Acá puede verse a un Diputado Provincial cargando tapers que serián destinados a las guerrilas urbanas de la ciudad, mientras que otros dicen lisa y llanamente que estaba afanando para sus borrachones amigos de la Peña de los Lunes. Cualquiera sea el caso, está justificado, pero podría haber mandado a otro a hacer el trabajo sucio. También fueron otros familiares. Sobre el final de la jornada (arrancamos 11 de la mañana y terminamos más o menos a las 7 de la tarde), le pregunté contento a Cartucho: Gordo ¿La pasaste bien?, y no se por qué no me contestó. También hubo niños y adolescentes. Todos tranquilos (porque fueron correctamente amenazados). Mi hice de unos lindos libros, unos vinos que pintan buenos, pero más que nada gratas presencias. Lo feo fue un mensaje cifrado, oculto, indecifrable que recibí en uno de los paquetes de regalos que no sé porque no abrí en el momento. Si lo hacía ahí se aclaraba todo y no había temores ni suceptibilidades. Un especiero.
Un es-pe-cie-ro.
Yayo me regaló un ESPECIERO.
¿Es un mensaje mafioso e intimidatorio?
¿Cómo me vas a regalar esto, Yayo y la reputa que te parió?
Ojalá te agarre dolor de muelas y hemorroides!
Avisame cuando es tu cumpleaños que te regalo una tabla de planchar y un tendesol, tupamaro de mierda!